Doceavo Capitulo.

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Ojeras, nariz roja, unos escalofríos de muerte y una fiebre que permitirá asar carne sobre mi piel sin ningún problema, así estaba yo desde hace tres días sin contar con el dolor de pecho que los estornudos de muerte que no me habían dejado dormir.

-Te ves terrible

-Gracias mamá, no hace falta que  me lo digas mi espejo también hace un buen trabajo- Si estaba un poco asida pero estaba enferma y eso me ponía de mal genio y mi madre y sus comentarios obvios no me calmaban.

-Pero es tu culpa, sabes lo mal que te pones cuando mojas o te entra frio pero como tú siempre haces lo que quieres, esta vez la sacaste fácil.

-Si mamá- Solo asentí porque tenía razón en todo, bueno en casi todo si era cierto que el frio me pateaba como a nadie gracias a mis defensas de pollo, pero no había sido mi culpa.

-Y si sabias entonces ¿Por qué te mojaste? ¿Qué bicho te pico para que estuvieras bajo la lluvia? Porque la única forma de que te enfermaras así es poniéndote debajo de plana tormenta.-Como detestaba ese instinto de las madre de descubrir todo.

Maldije internamente mientras recordaba porque era que había terminado así, o más bien por culpa de quien.

-Así que…

-Así que- ya casi llegábamos a mi apartamento y menos mal, porque el cielo se puso de un momento a otro oscuro y estaba cayendo un aguacero casi igual que el diluvio de Noé.

-¿No tienes frio?- La voz de Eliot tan sexy, este tono que usaba era profundo y su acento alemán me encantaba, cada vez se me hacía más difícil estar cerca de él sin querer saltarle y hacerlo decir mi nombre con esa voz. En otro momento y contexto sin mencionar con otro tipo ese no hubiese sido un problema, si lo quería lo hubiese tomado y ya pero este no era el caso, por alguna razón más allá de mi entendimiento este hombre me atraía de una manera casi absurda no solo físicamente teniendo en cuenta el dios griego que era, sino a un nivel más profundo, sabía que me podría enamorar de él y la idea de ambos en muy poco tiempo por eso era peligroso sin contar el drama que se generaría si no funcionábamos juntos, era el primo de mi amigo y sea la razón que sea por la cual no funcionara sería demasiado incómodo para todos. Debía quedarme callada mucho tiempo porque Eliot me dio un empujón suave con su hombro y dijo

-¿Y eso es un sí, un no o un vete a la mierda?

Lo mire y sus ojos estaban más oscuros de lo normal, al parecer el clima tan frio producía cambios en sus tonalidad de azul, al menos no era a la única a la que le afectaba el frio aunque en mi caso no solo se me ponían los ojos de otro color sino que mi nariz también cambiaba su tonalidad, se ponía totalmente roja y más adelante mocosa, gripa le dicen.

Me aclare la garganta ya que temía que mi voz sonara chillona gracias al efecto Metzler.

-No mucho, aunque no lo parezca este suéter abriga- Era una total mentira, estaba congelada y varios metros atrás Eliot me había ofrecido su chaqueta pero había declinado la oferta ya que aún no estaba lloviendo y pronto llegaríamos al apartamento, no quería que pasara frio por mi culpa pero el clima no estaba a mi favor y para hacerme tragar mis palabras había mandado un diluvio, aun así no le pedí la chaqueta.

Al parecer Eliot también noto que era mentira ya que hizo un gesto con su cara que denotaba desaprobación pero no dijo nada durante un rato. Caminamos media cuadra en silencio, bueno si no contábamos las risitas estúpidas del par de tortolos que iban atrás.

-Es una suerte- Eliot se detuvo y yo con él, no entendía porque lo hizo o que venía el comentario así que se lo hice saber.

-¿Qué es una suerte?

¿Cómo deje que pasara esto? (pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora