Aceptando su propio destino (Cap 1)

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"¡Kim!" Llamaba Antonella en la sala de su casa, mientras estaba sentada en el mueble con los pies al aire. Esperando a que su hija apareciera por las escaleras. Una joven totalmente educada, hija única, inteligente y nada de lo que se podía reclamar (era como muchos dicen: "La hija perfecta.").

No compartía mucho con su madre, las dos hablaban de vez en cuando para contarse problemas o dudas que cada una tenía de la otra, pero fuera de eso Jennie se mantenía todo el tiempo enfocada en sus estudios. Desde que se habían mudado a Francia su vida había cambiado drásticamente, ya que la decisión fue tomada totalmente por su madre; en ningún momento se le dio la oportunidad de decidir qué ella quería, Jennie tampoco se quejó, la verdad en el momento que sucedió (en realidad era muy pequeña para tomar cualquier tipo de decisiones)... De cualquier manera aunque ella hubiese tenido otra opinión, su madre hubiese tenido la última palabra como siempre solía suceder.

La castaña bajaba las escaleras algo confundida, ya que su madre no acostumbraba llamarla cuando ella se encontraba en su cuarto. Contestó en una voz serena: ¿Qué pasa, mamá?

— Deberías de descansar un poco de vez en cuando, entiendo que tu futuro dependa de tus esfuerzos.... nunca de la manera tan excesiva en la que lo haces.

— (Jennie cerró los ojos lentamente al fruncir el ceño) Ma, tampoco es necesario que te pongas en ese plan ¿Qué se te ofrece?

Su madre sonrío y dio unas tres palmeadas en el sofá mientras no despegaba la mirada de su hija; Jennie se acercó y se sentó a su lado algo desanimada.

— Hija, quiero hablar un tema algo serio para mi, quiero platicarlo contigo.

Jennie sintió como los latidos su corazón lentamente eran más intensos. Ella no tenía nada que esconder, en todo caso su madre tenía una actitud algo preocupante y eso ya era suficiente... Unos cuantos segundos en silencio hasta que finalmente su madre decidió romperlo— Hija, quisiera que me des tu punto de vista sobre una situación muy importante que pienso tomar...

— ¿¡Si!?— exclamó al instante en un poco de desesperó y angustia, este silencio la tenía en estrés.

—Sabes que este último año no he estado sola...

(Jennie asintió, entendiendo cuál iba a ser la dirección que tomaría esta conversación)

—He conocido a una persona que desde que tu padre partió me ha traído luz a mi vida, es alguien que ya has visto antes... Yo quisiera que mi relación evolucione, yo anhelo que él venga a esta casa. Siento que el siguiente paso en la relación sería conocernos más y unirnos como todas las demás parejas lo hacen. Él es una persona muy respetuosa y... y que también tiene una hija de tu edad...

Jennie no se sorprendió mucho con lo que dijo su madre. La verdad es que en el pasado su madre había metido a más de un hombre a la casa. La primera vez sí que reaccionó y hasta algunas lagrimas invadieron sus hermosos ojos marrones, la segunda aconsejó a su madre e intento hacerla recapacitar sobre sus desiciones (algo que por lo previsto no logró), la tercera tan solo porque lo vio en la casa fue que se enteró. Ya después siguieron llegando, y a ella cada vez le dio más igual. Lo que cambiaba esta ocasión es que su madre después de todo le estaba avisando. Dejó hundir su cabeza en la cabecera del sofá deseando que aquel alejara todos estos pensamientos inútiles.

— ¿Y qué tiene que ver que tenga una hija de mi edad?

— Bueno, él es alguien que es responsable y en todo momento su hija es muy importante, mayormente en sus decisiones...

Jennie cerró los ojos, apretándolos cada vez un poco más fuerte hasta sentir la necesidad de llevar sus manos a ellos y calmar la molestia — Madre, sabes que no me he metido en tus decisiones últimamente, pero ahora vas a meter también a sus hijos a la casa. Creo que en algún momento debí de haberte pasado por la cabeza... además si nunca me volviste a consultar ¿cuál es el punto de que lo hagas ahora?

De una Equivocación a ser mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora