[Epílogo]

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Somin sonreía esplendida mientras terminaba de guardar sus pertenencias en la maleta azul celeste con la que años atrás llegó a esa hermosa ciudad, todo resultó mucho mejor de lo esperado, terminó con sus estudios allí y consiguió un buen empleo como la editora principal de una de las editoriales más reconocidas de ese país.

—¡Deja de ver estrellas, todavía tenemos mucho que empacar!—La ahora joven de cabellos castaños viró los ojos y volteó encontrándose a su mejor amigo recargado en el marco de la puerta de la habitación.

—Yoongi, iremos a Seúl por menos de un mes, no necesitamos llevar tanto—Respondió observando al joven azabache, quién hizo un tierno mohín y se cruzó de brazos.

—¡No me lo recuerdes!, el trabajo me ha tenido tan ocupado que no he podido visitar a mi familia en años—Expresó con un poco de pesar.

—Lo sé, estuve aquí contigo ¿recuerdas?—Somin no mentía, ni ella ni Yoongi habían vuelto a Corea bajo ninguna circunstancia, sus empleos consumían mucho tiempo, además el pálido temía volver y chocar con el oscuro pasado del que escapó, deseando que Park Jimin se hubiese olvidado de él, así como Yoongi lo había hecho.

—¡Yoonie!—Una tercera persona apareció en ese cuarto y ambos observaron a un apuesto joven de cabellera azul, quien sonrió espléndido al dar con la persona que buscaba.—La señora Schmidt pregunta si podrías presentarte en una fiesta privada—Informó notando el ceño fruncido del pálido.—Te pagará el doble—Le hizo saber antes de recibir una respuesta.

—Dile que solo estoy disponible dos horas y después chao—Respondió tranquilamente y Somin río.

—¡Ay, por los dioses!—Tanto Yoongi como Somin observaron al joven con el ceño fruncido.—¡Yoonie, ¿dónde está tu anillo?!—Cuestionó en un chillido y el pálido suspiró con pesar.

—Recuerdame por qué lo dejamos vivir aquí—Pidió mirando a la castaña, quien rió como respuesta.

—Fuiste tú quien le permitió quedarse, yo no tengo nada que ver—Se alzó en hombros para después cerrar su maleta y bajarla de su cama, sonriendo al observar la fotografía que descansaba en su mesa de noche—Por cierto ¿le avisaste a tu mamá y a Young Sun que volveremos el jueves?—Preguntó mirando a Yoongi, quien asintió de manera tranquila.

—¿Tú llamaste a Hoseok?—Somin se quedó pensativa por un segundo y negó con la cabeza.—Somin-

—Estuve ocupada toda la semana, el lanzamiento del nuevo libro me tiene como loca, no he tenido tiempo para nada—Se excusó rascando su nuca con timidez y Yoongi sonrió sin gracia.

—Llama ahora mismo—Ordenó y Somin asintió avanzando en dirección del teléfono, siendo observada por los otros dos, quienes notaron la enorme sonrisa de la castaña al hablar nuevamente con su hermano mayor, quien al parecer también se había emocionado por la visita de la menor.

—¡Cariño, estoy en casa!—Exclamó una voz masculina y tres pares de ojos cayeron en el apuesto joven de cabello negro.

—¡Hazte a un lado Yoongi, quiero abrazar a mi esposito!—Después de tal exclamación el pálido fue lanzado lejos mientras que la pareja se abrazaba con cariño, ignorando totalmente lo demás a su alrededor, un par de sonrisas se hicieron presentes y Somin miró el bello anillo que relucía en su dedo anular.

Habían pasado muchas cosas en ese tiempo y se moría por contarle a Hoseok.

[...]

Hoseok dormía felizmente disfrutando de la comodidad de su cama al lado de su esposo, quien al igual que él estaba profundamente dormido, ambos ignorando el escandaloso sonido de su alarma, que ya llevaba alrededor de media hora sonando.

Sodio [Junghope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora