Confianza

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Sakusa era consiente de su fobia.

Pudo ser el hecho de que pequeño era el único que se preocupaba por lo sucios que debían estar los juegos del parque; que solía ser el único que no podía acercarse en las fiestas por miedo a enfermarse o tal vez que las personas no dejaban de recordárselo.

Si, tenía un miedo irracional a los gérmenes y él lo sabía. Por más que sus acciones tuvieran sentido para él, muchos seguían considerándolo alguien molesto y exagerado.

No lo entendían y siempre parecía ser más fácil alejarse de aquello que  consideraban tedioso.

Con el tiempo se acostumbro, no era como si pudiera quitarse sus miedos con solo desearlo, así que solo podía hacer eso.

El problema venía cuando su fobia se convertía en una barrera invisible entre él y el resto del mundo, una barrera que no quería con Hinata. No era que al chico le molestaran sus regímenes de limpieza o excentricidades, se acostumbró rápidamente a ellos cuando empezaron a pasar más tiempo juntos.

El problema era que Hinata era muy respetuoso con el espacio personal del que Sakusa siempre alejaba a todos, solo que al pelinegro le falto especificar que eran todos menos Hinata.

Quería recibir todos los mimos que el pelinaranja daba a los demás y mucho más.

-Demuéstrale que le tienes confianza - le recomendó su primo cuando le hablo de su problema.

Un gesto pequeño sería suficiente.

Se encontraban en una de las canchas del gimnasio entrenando en partidos de dos contra dos, su capitán e inunaki vs Hinata y él.

-¡Si! - su compañero celebraba el punto que acababan de ganar.

Levantó sus manos para chocarlas con el pelinegro para detenerlas en el aire cuando recordó que el otro no hacía esa clase de cosas.

Casi se le salía el alma cuando Sakusa se acercó y fue él quien chocó sus manos con el pelinaranja.

En ese instante, todos se detuvieron para voltear a ver la cancha en la que se encontraban esos dos.

Estaban seguros que ocurriría algún desastre natural en cualquier momento, eso de seguro tenía que ser un mal augurio o un milagro de esos que solo ocurren cada miles de años.

-¡Yo también quiero! - gritó Bokuto desde otra cancha

-Mejor no, tengo miedo del porqué de eso

-Sabia que tanto desinfectante iba a llegarle al cerebro uno de estos días.

-Creo que ahora puedo morir en paz

Sakusa quería cubrirse la cara por la vergüenza, sabía que debía lucir como un tomate por los comentarios de sus compañeros de equipo, Hinata solo veía a sus manos con estrellas en los ojos.

-¡Ya tranquilos! No exageren - les grito el capitán disimulando su propia sorpresa para tratar de que volvieran a la práctica y en un intento de salvar al pelinegro de los reflectores.

Kyoomi volvió a su posición para recibir tratando de ignorar algunos de los murmullos que seguían en el lugar.

No entendía por que tenían que hacer tanto alboroto si no era gran cosa.

No tenía que serlo.

¿A quien engañaba? El tampoco podía creer lo que acababa de hacer, más que un pequeño paso se sentía como un salto por el precipicio.

-Uno más - le dijo Hinata mientras se acomodaba para hacer un saque, el chico reflejaba esa inusual victoria en su rostro.

Sakusa le sonrió de vuelta y asintió.



Sakusa le sonrió de vuelta y asintió

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Kenma se moría de ganas de preguntarle a su amigo que le había ocurrido para que terminara tirado en su sillón sonriéndole al techo como tonto.

Lo había dejado solo un momento para recibir la comida que habían ordenado y al volver lo encontró en ese trance.

-¿Paso algo hoy? - le preguntó sentándose a su lado.

El pelinaranja salió de su concentración y volteó a ver a Kenma sin entender de que hablaba.

-Tienes esa cara, la que pones cuando tus nuevos trucos en el voleibol salen bien.

Hinata apartó un poco la mirada sonrojado, sabía a qué cara se refería, Yaichi le había mencionado alguna vez que con esa expresión parecía que había encontrado algo nuevo de aquel deporte de que enamorarse. 

No podía evitar sentirse extrañamente feliz por lo que había pasado con Sakusa ese día.

Solo habían pasado unas semanas y ya sentía que se había encariñado con el pelinegro. Estaban casi todo el día juntos; en los recorridos a casa, en el entrenamiento y pasaban las noches enviándose mensajes. Era como si no hubiera conocido realmente a Sakusa hasta ese momento.

Sentía que ese simple choque de manos lo volvía especial   ¿Tenía sentido o imaginaba cosas?

-Digamos que si pasó algo bueno...

El sonido de una llamada entrante no lo dejo terminar, desgraciadamente para él, no fue lo suficientemente rápido y su amigo alcanzó a ver quién era él que le estaba llamando.

Escribía un mensaje sabiendo que en cuanto dejara su celular le esperaba un regaño.

-Hmmmm ¿Ya notaste que el piso está hecho de piso? Interesante

Kenma solo entrecerraba sus ojos esperando a que el pequeño cuervo empezara a cantar.

Por más que Hinata quisiera evitarlo ya no tenía salida.

-No es nada, es solo que... bueno como los dos íbamos a Miyagi en las vacaciones... pensamos que no estaría mal ir juntos y tal vez ir a algún otro lugar de paso.

Kenma solo suspiró y empezó a sacar la comida de la bolsa antes de que se enfriara.

-Dicen que Yamagata es tranquilo por esta época -dijo pasándole los onigiris al pelinaranja 

Hinata sabía que Kenma debía estar molesto, no le agradaba del todo Kagueyama desde que había "elegido el voleibol sobre Shoyo" y con justa razón, al fin y al cabo fue él quien cuido del destrosado corazón del pelinaranja después de eso.

-Solo no dejes que te vuelva a romper el corazón - 'Me costó mucho repararlo la última vez pensó Kenma.

-Solo somos amigos - susurró Hinata antes de tomar su comida.

El resto de la noche vieron películas a las que Hinata prestaba la mitad de atención.

'Yo tampoco quiero que me vuelvan a romper el corazón

Ya iba de salida de la casa de su amigo cuando recibió un mensaje de Sakusa.

Sakusa 

¿Qué tal te fue con tu amigo?

Sonrió.

Tal vez su corazón estaría en buenas manos esta vez.

Buenaaaas :) por fin terminé mis proyectos y pude escribir un poco, espero que les guste y gracias por leer 💕

Créditos de la imagen: Suncelia

Hold Me Close (Sakuhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora