Capítulo 2: Delicia

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Han pasado cuatro días después de esa noche, he ido al club pero no logro reconocer al chico de ojos celestes, solo he visto a sus socios y entre ellos Travis, quien me ha echado miraditas seductoras, las cuales yo las sigo.

-Pero como no vas a saber quien era, podría haber sido el amor de tu vida- dijo Riley a través de la llamada.

-Ay Riley, sabes que no soy de esas que creen en el amor y esas mierdas.

-Lo sé pero uno nunca sabe- se quedó un momento en silencio- ¿Y si te acuestas con Travis?, por lo que me dices está bien bueno.

-Sí pero hay algo que me incita a alejarme de él, de todos modos lo haré, solo estoy viendo que tanto aguanta a mis encantos.

-Después me cuentas que tal, tengo algo que contarte- dice un poco entusiasmada- Tus padres quieren verte, ayer vinieron a mi casa y realmente quieren hacerlo.

-Es una broma ¿verdad?- se quedó en silencio por un momento- No les habrás dicho dónde vivo o que hago Riley, por favor di que no.

-Obviamente no dije nada, sólo que estudiaste y eres una de las mejores psicólogas con solo veintiséis años, me dieron su número te lo enviaré para que te comuniques con ellos, ya han pasado dos años, no seas orgullosa- me dijo con un tinte de súplica en su voz.

-No quiero mierdas en mi teléfono, quédatelo y trata de no decir nada más, sabes que son manipuladores, joder.

-Sí, lo siento, debo irme- se le notaba que estaba triste- Te quiero Roxi.

-También, que estés bien- dije eso y colgué.

Mi familia...si es que se le puede llamar así, las personas siempre quieren comunicarse o saber de ti una vez que te pierden y eso lo hacen nada más que para joder, y yo no voy a permitir que me jodan una vez más.

-Caro, dile al siguiente paciente que pase- le dije a través del teléfono.

Y así han seguido mis días con una aburrición total, tomando notas y dando de alta algunos pacientes, y algunos vienen con sus esposas por seguridad. Que seguridad se preguntaran, pues les da miedo que me acueste con sus esposos.

-Tome asiento por favor, en un segundo estaré lista- le dije al hombre que había pasado sin despegar la mirada de mi computador.

-Claro señorita Roxanna- me giré inmediatamente donde estaba el hombre- ¿Te acuerdas de mí?

-Travis...¿cómo?- no podía decir nada más debido a lo sorprendida que estaba al verlo.

-Ya lo sé, me dijeron las reglas del club, pero necesitaba verte fuera de él- dijo peinando su pelo castaño con una mano.

Las reglas del club es que hay que usar un antifaz obligatoriamente para después de esa noche no verse más y lo que pasaba en el club, ahí se quedaba.

-Mierda, eres más hermosa de lo que pensé, ya sabes solo podía ver tus hermosos ojos verdes y tus labios- dijo muy serio mirándome fijamente- ¿Almuerzas?

-No he tenido tiem...- no logré terminar de hablar, se levantó y me ofreció su brazo para caminar junto a él.

-No se diga más, yo invito.

Fuimos a mi restaurante favorito, y pedimos un plato con pasta.

-Irás esta noche ¿verdad?- me preguntó mientras bebía mi vaso con agua.

-Claro, todas las noches voy y ¿tú?- quería preguntarle sobre aquel hombre pero sería demasiado desubicado.

-Desde que te conocí que deseo ir todas las noches- nos miramos un momento hasta que bajó la cabeza con una sonrisa- Me gustaría invitarte a una copa esta noche, si te parece bien claro.

-Siempre estoy dispuesta a tomar una copa, Travis- le dije y sentí su mano en mi muslo.

-Ya sabes, que te quedes conmigo toda la noche- apretó un poco mi pierna y solté un pequeño jadeo- No que te vayas a medianoche con otro, si me entiendes ¿verdad?

-Entiendo perfectamente Travis- no pude decir más porque había llegado nuestra comida.

Ya de noche, me fui a casa a prepararme y ponerme un vestido rojo que me llega hasta hasta los muslos, mi pelo en una coleta y tacones negros.

-Tyler, un vaso de vodka- le grité para que me pudiera escuchar, estaba lleno de gente el club.

-Un vaso de vodka para el amor de mi vida- me guiñó un ojo- Hey Travis te mira.

Me dí la vuelta y me dí cuenta que estaba con todos sus socios y con aquel hombre de ojos celestes que ya estaba mirando a mi dirección. Levanté mi copa en su dirección e hice un gesto con mi cabeza.

Travis se acerca a mi oído y siento su respiración- ¿Bailamos preciosa?

Sin decir nada, me paré de mi asiento y lo cogí de la mano hasta llegar a la pista. 7 rings de Ariana estaba sonando por todo el club. El pecho de Travis estaba pegado a mi espalda, su manos en mis caderas. Meneaba mis caderas sensualmente, hasta que sentí lo que quería lograr, su erección que rozaba con mi trasero al bailar.

-Vamos- le dije y lo tomé de la mano sin esperar ninguna respuesta por parte de él.

Llegamos a una pequeña sala, lo senté y me senté en su regazo para que su erección estuviera más dura y disfrutar más de su tormento.

-Preciosa...me estás matando- dijo en un breve susurro.

Me arrodille frente a él y siguió mis movimientos con su mirada, se acomodó mejor en aquel sillón en el que estaba sentado. Bajo su pantalón y su bóxer en el estaba aquel bulto. Sentía que alguien nos miraba y vi de reojo que era aquel hombre misterioso de ojos celestes.

Comienzo a masturbar antes de pasar mi lengua por todo su miembro y sin esperar mucho, la meto toda en mi boca, me agarra del pelo para ir más rápido. Saco el miembro de mi boca para meterlo hasta el fondo, sigo chupando y lamiendo hasta el fondo hasta que noto que se tensa.

-Mierda...ya...voy a correrme- de pronto siento el líquido tibio de su eyaculación.

Lo miro fijamente y me trago todo el líquido, saboreo mis dedos- Delicioso.

Vuelvo a mirar en dirección donde estaba aquel hombre y ya no había nadie.



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