Capítulo 8: La cena

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-¿No me dirás a donde vamos?- le digo a Arthur mientras conduce.

Me mira un momento y sigue manejando de una manera tan sexy que hace que me muerda mi labio.

-Claro que no, pero no falta mucho, sé que estás cansada y no quiero cansarte más- dice con la mirada fija en la calle.

Nos quedamos en silencio durante el trayecto escuchando las canciones que pasan en la radio, el murmurando las letras de la música y me doy cuenta que tiene una voz muy hermosa. Después de un buen rato, se estaciona afuera de un restaurante muy grande y lujoso, se baja y le entrega las llaves a un hombre para que lo lleve al estacionamiento, mientras que me abre la puerta y me ofrece su mano.

-Llegamos, espero te guste, tiene una comida exquisita- entramos de la mano y me quedo sorprendida al ver que es demasiado grande por dentro, además de elegante- ¿Te gusta?

-Pues como no, si es precioso- le digo mientras pide su mesa reservada y nos dirigen hacia ella.

Nos dan el menú y el me da recomendaciones, se nota que es su restaurante favorito, tomo en cuenta sus platos y pido uno de ellos, mientras que traen el vino, miro por todas partes, aún después de mirarlo todo me sigo impresionando, hasta que veo a Alexander observándome en una mesa con unos hombres y una chica.

-Había querido hace mucho invitarte a cenar o algo- dice el chico guapo a mi lado, mientras toma mi mano- No me atrevía.

-¿Y por qué me invitaste?- le digo mirando nuestras manos entrelazadas en la mesa.

-Tú...tú me diste esperanzas después de haber dicho una palabra- lo miro un poco confundida- Nosotros, esa palabra tan especial, me encantó que saliera de tu preciosa boca.

Lo quedo mirando por mucho tiempo y me pierdo en sus ojos extremadamente hermosos, hasta que llega el mesero con nuestros pedidos y comemos tranquilos.

-Debo ir al baño ¿me esperas un momento?- le digo a Arthur mientras paga la cena.

-Claro aquí te espero.

Me dirijo al pasillo del baño, hasta que siento unos brazos alrededor de mi cintura y quedo sorprendida, al notar un fuerte y grande cuerpo detrás de mi, siento ese olor al perfume que pertenece a él, trato de separarme pero no me deja.

-No...- no lo dejo seguir porque le piso un pie con mi tacón, suelta una maldición pero me mantiene entre sus brazos.

-Si, suéltame antes de que grite Alexander.

Me suelta pero me da la vuelta para mirarlo a los ojos.

-¿Por qué sales con cualquier hombre que te mire?- quedo sorprendida por sus palabras.

-Dios...porque me gusta vivir y salir con varias personas.

Asiente un momento y baja su mirada al suelo, se pasa una mano por su cara antes de respirar profundamente, parece como si estuviera pensando profundamente.

-¿Lo conoces?- asiento por un breve momento- ¿Quieres salir conmigo?

-No, claro que no- le digo con tono de burla.

-¿Por qué?, no tienes excusas- dice dando un paso hacia mi dirección y yo retrocedo.

-Pues si tengo, no te conozco lo suficiente ¿no lo crees?

-Para eso se sale querida Roxanna- me quedo estupefacta al escuchar mi nombre salir de mi boca- Mañana a las 8, te paso a buscar a tu departamento.

-No...osea no, además ¿como sabes que vivo en un departamento?- me quedo pensativa por sus palabras.

-Ay Roxi, sé tantas cosas que ni te imaginas- dice pasando un brazo por su cintura, estaba tan pensativa que ni me di cuenta de su cercanía.

-¿Interrumpo algo?- escucho la voz de Arthur detrás de nosotros y me alejo rápidamente de Alex.

-Claro que no, ya estaba por ir contigo- le digo caminando hacia él pero Alexander toma mi mano y me susurra.

-Llegará una nota a tu casa y quizás algo más, espero no lo tires como cuando te llevaron las rosas, eso fue de muy mala educación- dice con un tono burlón y una sonrisa traviesa.

-Está bien- le digo soltándome de su agarre y tomando la mano de Arthur para poder irnos.

-¿Qué fue eso?, no quería interrumpir lo siento...-dice con la mirada baja, mierda...sus inseguridades, como tan estúpida.

-No no molestas, él fue el que molestó, tú no podrías hacerlo- tomo más fuerte su mano para crea lo que le digo, mira nuestras manos entrelazadas y me sonríe.

Cuando nos subimos a su auto me quedo pensando en las palabras del estúpido Alexander y no puedo creer que sepa que tiré sus rosas, pero lo que el no sabe es que las tiré porque soy alérgico, no porque no me hayan gustado, porque la verdad es que me encantaron pero no podía hacer nada. Vuelvo a la realidad cuando el chico a mi lado aparca su auto afuera de mi departamento y me habla.

-Llegamos, me encantó haber cenado contigo la verdad y espero que se pueda repetir- dice mirándome fijamente, sé que quiere que lo invite a subir pero está Riley.

Tomo su rostro y lo acerco al mío, nos damos un pequeño beso y le digo.

-Te invitaría a pasar pero tengo a mi mejor amiga y sin duda volvería a repetir este día, lo pasé magnífico gracias- le digo ahora dándole un pequeño beso en su mejilla.

-Ve, yo voy a esperar a que entres y me voy- dice y me fijo en sus mejillas que está un poco teñidas de color rojizo.

Me bajo del auto para entrar al edificio y poder descansar del día cansador que tuve, subo el ascensor con calma y al abrir la puerta de mi departamento me encuentro con Riley que está mirando por la ventana.

-No me digas que ese hombre es tu paciente- siento mis mejillas arder y asiento- ¡Joder!, te admiro ¿que haces para que hombres tan guapos estén atrás de ti?

Me encojo de hombros dirigiéndome a mi habitación, me doy la vuelta para mirarla y hablarle.

-Me gusta, se llama Arthur y de los meses que ha sido mi paciente lo conozco lo suficiente, creo que podría intentar algo con el, claro si el lo quiere- le digo un tanto nerviosa.

-Obvio que si amiga- se acerca hacia mi y toma mis manos- Te mereces todo lo bueno del mundo y lo sabes ¿no?

-Gracias por estar aquí, eres la mejor, mañana podríamos hacer algo...es sábado y no tengo planes- asiente con su cabeza- Ahora iré a dormir ¿vale? estoy muerta.

-Adiós guapa.

Me da un beso en la mejilla y ambas nos dirigimos a su respectiva habitación.

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