1. El comienzo.

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Miré con fingida inocencia todo a mi alrededor mientras Blake, siguiéndome el juego, se adentraba en la habitación primero para luego adentrarme a mí agarrando mi mano.

Cerré la puerta a mis espaldas apoyándome en ella y él se acercó a besarme despacio. No puse nada de resistencia al seguirle y jugar con el borde de su camiseta, haciendo que iba a levantarla, pero en realidad no lo hacía porque solo quería jugar y tontear.

Él no jugó ni vaciló cuando rompió el beso para quitar la mía y volver a posar sus labios sobre los míos. Era dulce, tierno y un poco mimoso, sobre todo cuando sus manos entraban en contacto con mi cuerpo. Hasta parecía tímido incluso después de tres años de relación.

—¿Estás cien por cien seguro de que estamos solos, B? —Pregunté cuando él besó mi cuello y acarició este con su nariz.

—Completamente. Mis padres han ido a buscar a unos familiares al aeropuerto y a dejarlos en su casa. Tardarán un rato en llegar. —Me miró a los ojos. —Podemos hacer todo el ruido que queramos. —Me cargó en brazos y me dejó en la cama, pero él se quedó de pie frente a está así que cada uno se quitó su ropa.

A pesar de llevar tres años de relación aún no conocía a ninguno de sus padres, aunque él sí conocía al mío y a mis hermanos desde hacía tiempo, más que nada porque uno de ellos era un buen amigo suyo desde hacía años.

Blake siempre me había dicho que sus padres eran muy conservadores, estrictos y reservados, que él sólo "tenía permitido" presentarles a alguien que fuera a ser su futura esposa, no a una novia cualquiera, y por ese motivo era que aún no los había conocido.

Lo intentaba entender porque no sabíamos lo que nos iba a deparar el futuro, y yo había estado conforme con eso, aunque me había prometido que pronto los conocería lo cual quería decir que sí quería un futuro conmigo.

Volviendo al momento, ya ambos nos encontrábamos desnudos sobre su cama.

Gemía con el roce de mis manos, con cada beso de mis labios en su cuerpo y cada toque, pero me parecía algo monótono y aburrido hacer siempre lo mismo, sobre todo hacerle lo mismo yo a él.

Siempre hacíamos la misma postura con el mismo romanticismo y cuidado. No negaba que me gustaba, pero me cansaba un poco, aunque sabía que Blake era así; no le gustaba mucho innovar ni salirse de la rutina ni "alocarse"...

Pero a mí sí.

Esa fue la razón por la que cambié de posición y quedé sobre él. Se sorprendió, intentó volver a dar la vuelta y quedar él encima para hacerlo a su manera, como siempre, pero negué con la cabeza y le agarré de las manos para ponérselas sobre la cabeza.

Moví mi cuerpo sobre su cadera hasta que estuve encima de su entrepierna, me senté en ella poco a poco, despacio, haciendo que entrara con suavidad para poder adaptarme a la sensación de tenerlo dentro.

Agarré sus muñecas con algo más de fuerza cuando estuve lo suficientemente cómoda como para moverme de la manera en que me gustaba; más rápido, más fuerte, más salvaje.

Blake no se movió en lo más mínimo, ni siquiera me sujetó la cintura, ni la cadera ni ningún lugar de mi cuerpo cuando solté sus manos, ni siquiera me besó, ni me tocó, ni hizo nada en ningún momento.

Lo único que sí hizo fue intentar reprimir unos gemidos por orgullo, cerró los puños agarrándose de las sábanas y llegó al clímax varios minutos antes que yo, porque no paré de moverme hasta que lo conseguí.

Tomaba la pastilla anticonceptiva todas las mañanas junto al desayuno, así que no había problema en no usar algún otro tipo de protección física en estos casos, ya que sabía que ninguno de los dos teníamos alguna enfermedad que pudiéramos contagiarnos.

El padre de mi novio. [Versión 2022] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora