Capítulo 9

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Shaoran:

Durante ese día no me despegue de su lado, verla tan frágil como un animalito asustado me rompió el corazón de una manera que jamás pensé.

Verla dormir después en mis brazos es aún algo inverosímil, al principio no nos toleramos, bueno ella ya que desde que se enteró de nuestro futuro matrimonio se me fue encima como una fiera defendiendose con uñas y dientes.

Pensé que sería fácil para mí domarla y llevarla a mi cama pero su manera de ser altanera, orgullosa y salvaje fueron mi perdición.

Sigo velando por su sueño, desearía acurrucarme a su lado y estrecharla entre mis brazos, para que se sienta segura a mi lado. Que se de cuenta de todo este amor que muero por darle y volcarlo en una noche que se que jamás olvidaría. Estoy seguro que en ese momento la enamoraría para siempre de mí.

Pero prometí esperar y eso haré.

Sus ojos se abren lentamente, conecta con los míos, se sienta en la cama y observa un poco desorientada. Me acerco y me siento a su lado. Mi cercanía la pone nerviosa y se sonroja, agarra la sábana y se tapa.

—¿Te sientes mejor?—pregunto cambiando de tema, está incómoda y no deseo perder todo lo que hasta ahora he logrado.

—Un poco—responde—. Siento tanto preocuparte.

—No digas eso, eres mi esposa y mientras estemos juntos te voy a proteger—nuevamente se sonrojó y sonrió de medio lado.

Tengo ganas inmensas de devorar su boca.

—Shaoran, quiero que seas sincero conmigo, por favor—ruega—.¿Soy un cambio por dinero?

Sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas, halo de sus brazos y la apreto a mi pecho. Aparentemente esa sería la fachada de todo este contrato. Cuando Fujitaka Kinomoto me buscó estaba desesperado, casi al borde de la quiebra y desesperación. 

Sabiendo que soy un empresario, no podía dar sin recibir algo a cambio. Podía pagar sus deudas, a cambio de las tierras y acciones de Masaki Amamiya.

Cuando me propuso darme esos papeles, no contaba que su hija era la dueña universal de todo. Aunque me prometiera darme esos papeles, no podía hacer ni deshacerse de nada ya que Sakura era la única firma válida que movería cualquier cosa.

Me ofreció un trato, la mano de ella a cambio de pagar sus deudas de juego, ayudarlo con su casa, el pago de los empleados y claro la empresa Kinomoto, también patrimonio de ella.

Pero la condición era que ella no se entere de nada, prácticamente me quedé como el malo de toda esta película de humor. Fujitaka me cumplió, me dió los papeles de todo lo que pertenecía al abuelo de Sakura cediendo a mi nombre.

Estoy seguro que esos buitres la han manipulado y por ello no le quedó otra opción.

Pero a pesar de todo, esos dos siguen en su vida de siempre, pero ya no pienso seguir manteniendo a esa bola de enfermos, mi prioridad es Sakura, ella y nadie más.

—Sakura no te veo así, con tu padre hemos quedado en algo pero por lo visto no lo está cumpliendo. Solo puedo decirte que tus padres no son de fiar.

—¿Por qué? Son mis padres¿Que pueden ocultarme?—me mira confundida y con un poco de molestia—. Si de verdad quieres que esto funcione sé sincero conmigo de una buena vez.

Se levanta de la cama, me levanto yo también, se encierra en el baño y me paso las manos por mi cabello.

Salgo de ahí y voy a mi habitación, necesito también una ducha. Mientras lo hago no dejo de pensar en ella, no deberia de ocultar la verdad de todo. Tiene razón no debo ocultarle las cosas.

𝓤𝓷 𝓐𝓶𝓸𝓻 𝓟𝓸𝓻 𝓒𝓸𝓷𝓿𝓮𝓷𝓲𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora