4. El Nombramiento

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Ambos llegaron a la Delegación de la Policía de París. Algunos oficiales saludaban cordialmente al Coronel Bouvier.

Roel se dirigió a su oficina, y se sentó en su amplio sillón. Estaba realmente molesto.

—Debes calmarte, Roel.

—No me pida que me calme. ¿Tiene idea de lo que significa todo esto?

—Qué está a punto de repetirse la historia.

—No solo eso. Uno de los miembros más icónicos de la Policía, fue sepultado hoy. Él, lidió con esto como un héroe. Juntos acabamos con ese maldito demonio. Pero ahora, ya no está.

—Es lamentable lo que le sucedió a Curie. Pero debes aceptarlo. Ya se fue.

El Coronel se volteó y echó un vistazo a través de una persiana que decoraba la oficina de Roel.

—Por eso quería hablar contigo. Curie ya no está. Necesitamos a alguien que tome su lugar.

—Por favor dígame que no es lo que estoy imaginando.

Bouvier volteó a verlo.

—Si te imaginas un ascenso... entonces sí.

—¡Prefiero renunciar!

—¿Por qué?

—No lo encuentro ético. Además, Paul fue el mejor Comandante que haya existido en París. Jamás podría reemplazarlo.

—No hables de ética, Roel. No estás usurpando ningún cargo. Él se fue.

Roel se levantó del asiento y se acercó a Bouvier.

—Presumo que no ha tomado en cuenta a alguien que estuvo esperando esta oportunidad por años. Aparte de eso... era la indicada.

—No estarás hablando de Leonor Clement, ¿o sí?

—Precisamente de ella estoy hablando.

El Coronel se sentó en la silla que se hallaba al frente del escritorio de Morandé.

—Siéntate, por favor.

—No quiero sentarme.

—Insisto.

Roel respiró, y fue a su asiento nuevamente.

—Ten. Esto me lo envió Curie. Lo hizo dos meses antes de partir —dijo Bouvier, entregándole un artefacto circular de color negro con muchas luces azules.

—¿Es un mensaje holográfico?

—Sí. Por favor actívalo. Te va a resultar muy interesante.

Roel activó el dispositivo, e inmediatamente apareció un video holográfico de Paul Curie.

Bouvier. Mi viejo amigo. Sé que no hemos hablado desde hace mucho. Y lamento que esta vez sea para esto... Estoy padeciendo una grave enfermedad terminal. Tal vez este sea mi último mensaje. Realmente no lo sé. Solo quiero agradecerte por todo. Por las oportunidades y las grandes enseñanzas.

Debo confesar que ha sido difícil admitir mi enfermedad. El cáncer es algo que te va consumiendo lentamente. Pero debo aceptar el final que la vida ha preparado para mí.

Hoy, entre lágrimas, quiero proponerte a alguien para mi puesto. Ese alguien es Roel Morandé. Sé que aún es muy joven; pero es la persona ideal. Ha llevado en alto a la policía, y es un excelente líder. Tal vez como yerno no sea tan bueno, pero... No me hagas caso. Estoy bromeando.

Toma esto como mi última voluntad. Hasta siempre... Paul Curie.

... Mensaje finalizado.

—Creo que en el fondo te quería —dijo Bouvier.

Roel no paraba de llorar. Ese mensaje había aflorado un sentimiento que ni él mismo conocía.

—¡Sí! Muy en el fondo.

—Como ves... —dijo Bouvier, levantándose de la silla—, debo cumplir su última voluntad.

—¡Bien! Usted gana. Lo haré por Paul.

—Esa es la respuesta que esperaba. Lo harás bien. Te necesitamos, Roel. Si el demonio del Escondido regresó, eres el hombre que debe estar al frente.

—Eso no me va a dejar conciliar el sueño. Tengo que encontrar ese tablero. Lamentablemente debo hacerlo solo. Mi compañero de actividad paranormal ya no está.

—No estás solo, Roel. Tienes un equipo sólido. Y yo estaré contigo. Mis años en Roma fueron de mucha ayuda. Estuve altamente activo.

—Le agradezco el apoyo, Coronel.

Bouvier lo tomó de los hombros.

—Quiero que antes de que inicies este camino, visites a alguien. Se trata de un viejo amigo. Es Psicólogo.

Morandé se alejó.

—¿Qué? Me acaba de ascender a Comandante, y ahora me envía a un loquero.

—No lo tomes a mal, Roel. Creo que él puede ayudarte a disminuir un poco la ansiedad. Por cierto... no es un loquero.

—No tengo tiempo para eso. Debo encontrar a Bernard, antes de que ocurra otra desgracia.

—Ve, Roel —dijo Bouvier, entregándole una tarjeta de presentación.

—"Mathias Allamand – Psicólogo Clínico". ¡Vaya! Ahora sí toqué fondo.

—Tienes buen humor, Roel. Curie me lo dijo un par de veces. ¡Descansa! Ve a su consultorio mañana.

El Coronel de la Policía se retiró del recinto. Roel se quedó observando la tarjeta. Así, su mirada se perdió en la nada por unos segundos.

—Voy a acabar contigo. Asísea mi último acto.

Escondido, un Juego de MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora