Minutos antes, el Presidente de la República Francesa: Edmond Mercier, se encontraba reunido con los Ministros en la Sala Murat.
—Sé que nos hemos mantenido distantes con respecto a ese macabro juego. Pero esto del Centro de París, es indicativo de que algo grave se avecina.
—Sr. Presidente. Entendemos todo eso, pero estos son casos paranormales. No hay nada que podamos hacer —dijo uno de los Ministros.
—París corre Peligro, y no voy a permitir...
De pronto, alguien interrumpió sus palabras.
—¿Qué no va a permitir, Sr. Presidente?
El demonio apareció en un rincón de la sala. Solo podían verse sus inclementes ojos blancos.
—¡ES ÉL! —gritó una ministra.
Todos se levantaron y corrieron despavoridos. Pero las puertas y ventanas habían desaparecido.
—No se puede huir de lo inevitable.
El Presidente se mantuvo firme. No apartaba su mirada de aquella esquina.
—¿Qué quieres? Debe haber algo que yo pueda hacer para detener toda esta barbarie.
—¿Quiere negociar con un demonio, Sr. Presidente?
—Si eso puede evitar más tragedias, entonces sí.
—Aún no ha sucedido la verdadera tragedia.
Luego, un holograma surgió de la enorme mesa que adornaba el centro de la sala. Provenía de un artefacto con forma de estrella. Este, mostraba la imagen de varios lugares en París.
—En pocos minutos iniciará el conteo. Toda París se hundirá en un Limbo inevitable. Ustedes serán almas condenadas a mi infierno.
—¿Por qué haces esto? —preguntó el Presidente.
—Porque para eso regresé.
De pronto, todos los Ministros comenzaron a levitar de cabeza. Tenían sus brazos extendidos, formando una cruz invertida. Ellos gritaban sin parar.
—El infierno se acerca.
—¡YA BASTA! —dijo el Presidente—. Ellos no han hecho nada malo.
—Son Franceses. Igual que usted. Eso los convierte en alimañas.
—Tú también eres Francés. Eres Alexandre Bernard. ¿Acaso pensabas que no lo sabía?
—Lo fui...
El conteo se situó afuera del Palacio. Justo en el arco que se hallaba debajo de la bandera de Francia.
—Usted permanecerá conmigo, hasta que llegue la última pieza de mi rompecabezas. Luego... morirá.
—¿Cuál es esa última pieza? —preguntó el Presidente.
—El policía que me envió al infierno.
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Escondido, un Juego de Muerte
HorrorUn juego que parecía ser inofensivo por años, causa revuelo en la Ciudad de París, luego de una serie de acontecimientos relacionados con eventos paranormales. El Demonio de Alexandre Bernard, regresa para tomar venganza a través del juego, transfor...