v e i n t i u n o

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Esa semana Juliet y yo entregamos el trabajo, pero eso era lo de menos. Todos estaban distraídos porque tendríamos otras dos semanas libres para festejar Navidad y Año Nuevo, y era el último descanso antes de tener que inscribirnos y rendir los exámenes SAT. La verdad esto último no me entusiasmaba demasiado, pero los daría para demostrar que no era mi inteligencia o mi metodología de estudio lo que no me dejaba ir a la universidad.

Me crucé con Tay varias veces, por supuesto, y noté que Ana y Bradley andaban más juntos de lo normal, pero cuando estábamos en la escuela su grupo y el mío ("grupo"; solo Kurt y yo, y últimamente Juliet) no intercambiaban palabras. Aunque Ana sí me hablaba cuando compartíamos clase. Ella seguía cayéndome bien.

Esto último era algo que no le agradaba a Octavia y era evidente por la manera en la que me miraba cada que pasaba por nuestro lado y Juliet estaba con nosotros, además de que Kurt la trataba como si hubiesen sido amigos desde siempre, lo que no nos jugaba a favor frente a los ojos de Tay. Entendía su molestia y parte de mí lo hacía a propósito, porque yo aún estaba en la etapa del rencor, pero la otra realmente quería darle un lugar a Juliet para que dejara de sentirse como una paria.

No hablé con ella antes de que terminaran las clases ese viernes.

El sábado, Elizabeth y yo hicimos nuestros bolsos y viajamos a San Mateo, donde pasaríamos Noche Buena y Navidad en la casa de Michelle, con Blaine y Simon. Kyle nos encontraría ahí, ya que de donde vivíamos hacia San Mateo era más o menos la misma distancia en coche que desde San Francisco a San Mateo.

Paul no vendría, pero Elizabeth, Kyle, Michelle y yo viajaríamos a Canadá para pasar Año Nuevo los cinco juntos por primera vez y quedarnos allí hasta que las clases volvieran a comenzar. Nunca había viajado tanto y tan seguido en toda mi vida.

Aproveché el viaje para llevar dos de los libros que Juliet me había prestado, y los primeros minutos del viaje con Elizabeth me la pasé leyendo. Eso fue hasta que noté que ella se mordía las uñas y me miraba de reojo y no dejaba de jugar con el volumen de estéreo.

Cerré el libro y la miré.

—¿Qué te pasa?

Rio nerviosa.

—¿Qué? ¿A mí? Nada, nada.

—Estás inquieta —dije—. ¿No quieres pasar Navidad sin Paul? ¿Es eso?

Negó con la cabeza y pasó a la siguiente canción, una que yo no conocía. Sonaba lenta y melódica, y luego de un momento una voz masculina comenzó a cantar. Elizabeth se puso a modular la letra en silencio.

—Es Bon Jovi —me dijo—. Es mi amor platónico.

—Ah, ¿sí? Debe estar fuerte para tener ese título.

Elizabeth sonrió y me echó una mirada rápida.

—Está más que bueno. Ahora que ha pasado el tiempo no es lo mismo, pero siempre que hacía tours mi mamá conseguía entradas VIP para que con mi mejor amiga de la escuela pudiéramos conocerlo. Ay, era tan lindo. Más te vale que a ti también te guste, tuve que obligar a Kyle y a Michelle para que lo escucharan.

Reí en voz baja y volví mi vista a la portada del libro.

—Aspen... —comenzó Elizabeth.

Alcé las cejas en su dirección por el tono de voz que había empleado. Parecía que me iba a decir la verdad.

—¿Sí?

—Estoy nerviosa porque se me ha ocurrido que este es un buen momento para decirte algo, ya que no puedes huir y no te queda otra opción que escucharme. Me aseguré de que tus auriculares quedaran en el baúl.

Pétalos caídos (P#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora