CAPITULO IX

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El menor al escucharlo no pudo evitar abrir grandemente los ojos, sintiendo como el aire corría en la habitación, sintiendo como sus recuerdos terminaban de formar el gran rompecabezas que había estado tratando de unir, mientras seguía vivo frente...

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El menor al escucharlo no pudo evitar abrir grandemente los ojos, sintiendo como el aire corría en la habitación, sintiendo como sus recuerdos terminaban de formar el gran rompecabezas que había estado tratando de unir, mientras seguía vivo frente a los ojos del mayor. Podía recordar. Podía recordar su muerte y el sufrimiento, más todo no era realmente malo, porque había podido recordar partes bonitas de su vida. Por lo cual no evitó llorar, llorar como un niño pequeño el cual necesitaba de protección; mientras el mayor al poder verlo después de mucho tiempo, sin importarle la situación del menor, sólo lo abrazó. Lo abrazó como si fuese la cosa más bonita del mundo, como si fuera a perderlo en un simple chasqueo. 

Jeongin: H-hyung

Minho: Lo siento pequeño, l-lo siento —murmuró pegando su rostro al cuello del contrario, mientras sus lágrimas empezaban a caer— lo siento tanto Jeongin

El menor negó, abrazándose más fuerte de él, apegándose a la penosa realidad mientras sentía que deseaba seguir aún junto a su mayor. Qué no deseaba dejar de cuidarlo como lo había hecho hasta ahora, aún si éste había hecho mal hace mucho.

Jeongin: usted n-no tiene la culpa —susurró con una voz entrecortada— d-debimos saber cómo parar. Debimos ser más fuertes. Lo siento Hyung, no fui lo suficientemente lindo para usted

El mayor al escucharlo negó, tomando a éste por las mejillas, haciendo que sus ojos capten los suyos por un leve momento.

Minho: N-no te disculpes —negó pegando sus frentes mientras trataba de controlar su voz, tratando de dejar de llorar para concentrarse en su pequeño— cuando has sido todo lo lindo para mí

Jeongin: Hyung, yo-

Minho: Lo siento, no debí ver a otra persona —mordió su labio, sintiendo como su voz volvía a fallar— debí cuidarte más. No pude hacer que nuestro amor sea eterno como prometimos. Te perdí, te perdí Innie. Y lo siento tanto en verdad. Lo siento mi amor. Lo siento.

El pequeño Jeongin no evitó sentir como el mayor caía sobre su pecho, apretando levemente el costado de sus alas para cubrirlo. Pero al verlo así, sus manos no se detuvieron, al contrario, sólo terminaron por posarse en la espalda de éste, sobando suavemente, queriendo decirle todo lo que sentía aquel día, pero a la vez, nervioso de poder decirle cuánto lo extrañó. Decirle que no era su culpa el haber sido tan débil, pero no podía, así que esperó a que el mayor pudiera calmarse mientras sobaba los cabellos de Minho y dejaba caer algunas lágrimas sobre su cabeza.

A pesar del sufrimiento… ¿Por qué sigo queriéndote?

Se preguntó.

Jeongin: ¿T-tú —murmuró— ¿Tú me amaste?

¿Alguna vez me viste con ese amor que tanto decías?

Preguntó ante la intriga que lo carcomía. Al contrario de él, el mayor sólo levantó su cabeza, viéndolo a pasos lentos, nuevamente frente a frente, sosteniendo su barbilla, y con un sólo asentimiento hizo que su mirada se posara en el rostro pálido del menor, sin poder creer que lo tenía frente suyo, sin poder creer que era él quien lo miraba y hablaba. Porque había anhelado tanto tenerlo así, y ahora que lo hacía parecía totalmente irreal. Aún así, sólo siguió hablándole, dejando que las palabras que había guardado por tanto tiempo, salgan de su corazón con un tono totalmente sincero.

Minho: Cada día —pronunció mientras sonreía tristemente, recordando cada palabra que había dicho durante su primera vez— cada segundo, cada minuto, cada año que pueda pasar, bajo estas sábanas y durante mi vida, te amaré Yang Jeongin

El menor al escucharlo no evitó sonreír levemente recordando la promesa de aquel día, para luego sentir cómo las manos del contrario se posaban en su mejilla de forma leve, antes de acercarse a sus labios y besarlos dulcemente. 

Si iban a estar juntos aunque sea un momento, entonces podrían ser solo ellos en un presente incierto. Pero el menor no pensó sentir esa sensación como mucho antes, no pensó derramar esas lágrimas de felicidad por sus mejillas. Muy a pesar de haber sufrido, su corazón aún seguía latiendo por el mayor, aún después de la muerte. Porque su alma y su cuerpo lo buscaron, porque su recuerdo siempre perduró aunque lo hubiese olvidado, y esa sensación de felicidad que tuvieron lo guió nuevamente hasta el contrario. Más todo el daño era irreversible, pero no podía odiarlo.

Mi culpa fue ver a otra persona

Y ahora me arrepiento de ello

Era lo único que podía pensar el mayor mientras lo besaba, sintiendo como en un segundo el mundo podía detenerse y una barrera separarlos entre la vida y la muerte. Un beso de amor y dolor que estuvieron esperando por años en darse, mientras tenía que primero pasar todo un ciclo para curar un poco las heridas y el dolor en sus corazones. Pero, ¿En realidad se curan? ¿En realidad se puede olvidar las sonrisas falsas y cada mentira que la persona que amas puede darte en un segundo en el que piensa en no sentir lo mismo que antes? Lee Minho tenía miedo, miedo de perderlo otra vez después de haberse dado cuenta que jamás había dejado de amarlo, que había sido siempre él, el dueño de su corazón. 

Probablemente no me di cuenta en ese entonces, sin ti se me hace difícil respirar

Así que, ¿por qué hice eso?

De verdad perdí la cabeza ese día

Cuando éste acabó, ambos se miraron, mientras las alas del menor reflejaban una luz tenue y terminaban en un ambiente tan blanco como su amor, tan puro que traía dolor a sus corazones por la soledad que se sentía y el frío que ahora entraba por su piel. La misma que los cubría como un pesado nevar entre los brazos de ambos.

Minho: ¿Qué es esto? —preguntó.

El chico alado con ojos de zorro intentó decir algo, más no pudo hacerlo y en un segundo, los recuerdos del mayor fueron reflejados mientras el menor botaba una pequeña cantidad de sangre por su boca, sujetándose fuertemente de los hombros del contrario al sentir como su cuerpo empezaba a temblar. Sus ojos no dejaban de votar aquellas lágrimas que estaba reteniendo. Su corazón comenzó a estrujarse cómo si estuviera a punto de dejar de respirar, como si algo le dijera que todo estaba mal. Más no sabía si debía entrar en pánico antes de decir aquella palabra que había guardado entre el tiempo y el espacio.

Minho: Innie, ¿Qué pasa? Vamos, dime algo —elevó un poco su voz, mientras trataba de saber qué era lo que realmente pasaba, viendo cómo el menor cubría sus oídos y empezaba a quejarse

Pero parecía que el tiempo no estaba a su favor. Por lo que empezaron a correr las manecillas a doble velocidad, mientras la luz parpadeaba a la misma vez que todo a su alrededor volvía a la normalidad, y desaparecía por estos. 

Jeongin: ¡Basta, basta, basta!

Gritó con dolor, viendo aquel rostro frente suyo, viendo aquel número al costado de su cuerpo en un periódico mientras un cuerpo caía frente a sus ojos. 

¿Realmente había algo que no recordaba? ¿Por qué sentía que algo faltaba en sus recuerdos?

Minho: Jeongin, dime algo, por favor —trató de abrazarlo, más aquel campo que había formado no lo dejaba, ardiendo su piel al tocarlo, terminando por hacer que uno de sus dedos sintiera aquella quemazón que le había ocasionado aquel acercamiento. Aún así, no se detuvo, y volvió a intentarlo— Jeongin, por favor, detente

¿Qué debería recordar?

Minho: ¡Innie!

EX | MINJEONG | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora