EPÍLOGO

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Y fue así como esa promesa perduró por miles de reencarnaciones, como un bello sueño, haciéndolos ir y venir, miles de años sin que pudieran cruzarse, buscándose por miles de caminos sin poder unir sus corazones ni un solo momento, sin dejar ver a sus ojos esa mirada de amor que solamente poseía el otro. Pero esta vez fueron fuertes, y vivieron felices, por tener aún esa sensación de felicidad gracias al otro, al tener paz sobre sus almas y sus esperanzas, al saber muy bien que algún día iban a terminar por volverse a ver. Porque no importaba el día o la hora, o el tiempo que fuera, ambos estaban seguros de que en alguna vida, en medio de todas, sus destinos iban a cruzarse y volverían a amarse. Porque aún había algo que ellos poseían, y era esa llama dentro de sus corazones que harían que reconozcan verdaderamente al contrario, si algún día, por error chocasen en el mismo segundo, en el lugar menos pensado.

04/09/2015

Durante toda una vida, una eternidad, las flores comenzaron a florecer, pasando años tras años, generación tras generación hasta el día en que en una empresa, dos chicos comenzaron a vagar en busca del lugar que les habían dicho. Fue ahí cuando no lo supieron, pero en ese momento, su primer encuentro se dió, en medio de aquella sala dónde sus miradas se cruzaron y terminaron por compartir un café. Fue cuando sus compañeros dijeron sus nombres que sus almas se conectaron y supieron que serían la mitad del otro. Porque solo esa sensación dentro de ellos, lo hacían confundirse aún más.

"¿Quieres ir por agua?"

El menor asintió apenas lo escuchó, con una sonrisa tan preciosa, dejando al otro anodado para tomar su mano, caminando dolorosamente por un camino que sólo hacía que sus corazones sintiesen una herida abrirse, pero al mismo tiempo, un rastro de felicidad al volverse a ver. Porque aunque no lo recordasen, ellos ya se conocían. Y no tenían pruebas, pero lo sabían y la sensación de sentirse libres cuando se veían, los hacían creer que era una pena no concoerse más.

"¿Cuál es tu nombre?"

"¿Sería necesario decirlo a un extraño?"

"Oh vamos, un extraño no estaría ahora en medio de un ensayo contigo o comprándole agua a alguien que recién conoce. Así que, dime tu nombre."

"¿Mi nombre?"

En ese segundo en medio de todas esas personas, el mayor asintió. El menor por su parte sonrió, dejando ver a la vista ese hermoso brillo causado por sus braquets. Por parte del contrario, al verlo, no evitó que sus manos subiesen a la mejilla de aquel niño de catorce años, deteniéndose en un solo momento dónde su menor dejó salir de sus labios, ese bello nombre que jamás olvidaría; antes de decirle el suyo y que ambos intercambiasen números, los cuales les servirían para comenzar una bella amistad.

"¿Sabes?"

"¿Sí?"

"Te me haces conocido"

"¿Así? Pensé que sólo me pasaba a mí. Pero realmente no puedo recordar, si pude haberte conocido mucho antes. Aún así, desde ahora, espero que nos llevemos bien, Yang Jeongin."

"También lo espero, Lee Minho."

Al juntar sus miradas, ante el va y ven de las personas por alrededor suyo, sabían que ambos después de ese día no dejarían de verse así. Sabían que era algo especial su encuentro y que el mundo había confabulado para poder dejar que ese pequeño chico de cabellos negros y gorra negra, junto al chico de mejillas gorditas llegaran a reencontrarse. Y ahora en adelante, no iban a desperdiciar el momento nunca más.

EX | MINJEONG | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora