Capítulo XIV

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Las vacaciones acabaron y TaeHyung se encontró un lunes por la mañana, de muy mal humor, tratando de levantarse. Desde que dejó a JungKook ya no dormía. Pasaba las noches mirando por la ventana, recordando los buenos momentos, llorando y preguntándose si, de verdad, JungKook estaba tan interesado en él como para intentar recuperarle. No quería volver con él, pero quería ver que el chico lo intentaba. Quería una demostración de su parte, algo... cualquier cosa... para que cambiara aquella horrible sensación que tenía en su alma desde que le dejó. Esa sensación de que no había sido importante, ni valioso, en la vida de JungKook.

Sintiendo que le faltaba el aire, aunque ya sabía que no era así, se levantó, se duchó y se vistió. Cuando abrió la puerta, vio una flor en el suelo.

— JiMin, YoonGi te envía una flor.

El chico se acercó a la puerta y miró la flor.

— ¡No sabía que fuera tan atento!— dijo, ilusionado— oh... no es para mí— dijo y se la dio a su amigo— lee la nota, es para ti ¡alguien te echa de menos! ¡Seguro que es Bogum!

— Para TaeHyung, te echo de menos— dijo, reteniendo el aire— no me la envía Bogum...

— ¿Acaso eres adivino?

— Estuve saliendo con JungKook cinco años... reconozco su letra... la floritura en la T, la desviación en la s, el pico en la e. No es Bogum. Es JungKook.

JiMin abrió la boca, posiblemente para ordenarle que la tirara, pero no lo hizo. Veía a su amigo un poco más esperanzado y no podía quitarle eso, pero sí advertirle.

— Si quieres volver a darle una oportunidad, te voy a apoyar, voy a estar a tu lado, pero sólo te pido que tengas cuidado.

— Aún no estoy preparado para dársela.

— Bueno, pues mientras lo estás, vamos a clase.

Y, riendo, fueron a desayunar. Mientras TaeHyung desayunaba, se dedicaba a pintar y memorizar su nuevo horario. Primero tenía Música II, luego Historia, después tenía Baile Moderno, luego tenía el descanso para comer, después del descanso tenía clase de Literatura III, clase que odiaba por razones obvias, y luego tenía dos horas seguidas de Ballet.

Lo bueno es que, en su horario, no iba a coincidir con JungKook, por lo que no se vería tentado a verle o pensar en él más de lo habitual.

Llegó a su clase de Música, él solo, puesto que JiMin había aprobado esa asignatura el semestre pasado y, cuando se sentó, vio a JungKook entrar en el aula. Pensó que se había vuelto loco y estaba viendo al chico en todas partes, era imposible. Le miró bien y, sin duda, era él. El chico se sentó un par de asientos por delante de él pero, a parte de eso, no dio más muestras de conocerle.

Entró el profesor y todos sacaron sus hojas para tomar apuntes, pero TaeHyung estaba helado, ¿qué hacía JungKook allí? Pasó toda aquella hora pensando en él, mirándole y, aunque no quería, haciéndose ilusiones de que estaba allí por él.

Cuando terminó la clase, JungKook se giró y miró directamente a TaeHyung, quien le sostuvo la mirada.

— ¿Todo bien?— le preguntó.

— Sí— respondió— ¿y tú?

— Todo bien.

— ¿Has cambiado el horario?— preguntó, sin poderlo evitar.

— Sí— admitió, con una sonrisa— tengo Historia ahora... bueno, tenemos. ¿Vamos juntos?

TaeHyung le miró, no era sano pasar tiempo con él, pero JungKook estaba haciendo justo lo que él quería: brindarle atención. Ahora bien, él le había engañado muy fácilmente, no iba a ponérselo fácil a la hora de perdonarle.

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora