Capítulo V

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— Bueno, ya está— dijo YoonGi terminando de redactar las respuestas a toda velocidad— lo pasaré a limpio mañana en la biblioteca. ¿Podemos hacerlo ya?

JiMin soltó una carcajada y miró a YoonGi, su rostro se ensombreció, no sabía cómo pedírselo.

— ¿Te ocurre algo?— preguntó YoonGi, asustado— ¿Es que acaso no quieres...?

— Sí, claro que quiero— dijo, mordiéndose el labio inferior— pero quiero que me la metas tú a mí.

En aquel momento no hubo palabras de acuerdo o desacuerdo. Simplemente, se besaron y YoonGi dirigió sus manos a la camisa de JiMin y comenzó a quitársela para contemplar aquel cuerpo bien formado que tanto le gustaba. Se dirigió a su cuello y comenzó a besarlo mientras le acariciaba.

— La camisa... quítate la camisa...— dijo JiMin en un suspiro.

Como quien acata una orden, YoonGi se incorporó y se quitó la camisa y, para su deleite, vio como JiMin disfrutaba viendo todos y cada uno de sus músculos. Era cierto que él no estaba bien formado como JiMin, pero sí estaba ejercitado.

El rubio dirigió sus manos hacia los hombros de YoonGi y le acarició, siguió bajando por sus pectorales y por sus abdominales hasta llegar a su ropa interior, se la quitó lentamente, mientras disfrutaba de lo que hacía. Bajó sus calzoncillos muy lentamente hasta que el miembro del chico saltó y JiMin gimió. Desde luego era hipnotizante verlo así.

Sintió las manos de YoonGi en sus caderas y como hacía para quitarle la ropa, alzó las caderas y el chico le despojó de la ropa, dejándole completamente desnudo. Se tumbó encima de JiMin para volver a besarle, pero ahora era diferente, sus cuerpos completamente desnudos estaban en contacto el uno con el otro. JiMin dirigió sus manos hacia el perfecto culo de YoonGi y lo agarró dispuesto a no soltarlo.

Se besaban, disfrutaban de las caricias, no querían parar, sólo querían más. YoonGi cogió el lubricante y se echó una generosa cantidad en la mano derecha y llevó la sustancia a la entrada del chico y comenzó a acariciarla, esparciendo el lubricante. JiMin gimió y YoonGi sonrió.

— Espero que no seas impaciente.

— Sólo me preocupa no quedar satisfecho...

— Te follaré muy bien, no te preocupes— le susurró al oído, mientras seguía acariciando su entrada— mmm... ¿qué tenemos aquí? Un agujero estrecho...

— ¿Eso es problema para ti?

— Son mis favoritos.

— ¿Estás diciendo que has probado otros culos como el mío?

— ¿Eso te molestaría?— preguntó y JiMin soltó una risotada.

— No... a menos que no admitas lo obvio— dijo, poniendo su pierna perfectamente rasurada sobre la cadera del chico— que el mío es el mejor.

— No me hace falta follarte para saber eso— replicó, dándole un azote.

— Mmm... me gusta que me azoten... ¡Ah!

El chico había introducido el dedo corazón y estaba penetrándole.

— Más arriba... a la derecha... mmm... ahí, sí, ahí...— gimió, sonriendo.

— ¿Quieres más?

— Sí, por favor— gimió, levantando la otra pierna.

Introdujo sin problema dos dedos y comenzó a moverlos, quizás a él no se le diera tan bien como a JiMin, pero no le importaba, ya le pediría al menor que le enseñara. Sonrió, al escuchar al chico gemir.

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora