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Existen momentos en la vida que son muy felices .

Pero incluso esa inmensa felicidad puede desmoronarse poco a poco , y con el tiempo la confianza se va .

Y eso lo demostraban las lágrimas del Saionji , que eran derramadas encima de la blanca almohada en aquella cama tan grande .

No había nadie a su costado , desde hace un largo tiempo , tal eran unos meses , en los cuales Hyouga ya no volvía a dormir a su cama .

Llegaba del trabajo se recostaba en el sofá y caía dormido para luego levantarse a altas horas de la mañana y salir por la misma .

Siempre era así , ver cómo su esposo iba a trabajar a esa agencia de detectives ahora era un fastidió para el .

Mientras cada día debía de dedicar una sonrisa a cada uno de sus alumnos en una de las escuelas de alto rango .

Le dolía ver qué habían algunas veces que sus compañeros de trabajo le preguntarán sobre su esposo y el solo les mentía diciendo que su relación iba bien como siempre .

Trabajaba enseñando a los hijos de potencias del país , a niños que algún día se convertirían en los nuevos líderes de todo Japón .

Pasos lentos ahora daba al volver a casa . No valía la pena caminar rápido para llegar antes y esperar a Hyouga .

Acomodándose su saco blanco , que alguna vez uso cuando salía en las noches con su amado

Estando al frente de la calle de su vivienda , viendo cómo las luces del interior estaban encendidas , algo empezó a oprimir su pecho , acelerando el paso cruzando la calle , tomando sus llaves y entrando a su casa .

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Mafia [HyoKyo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora