XI

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LA UNIÓN

Capitulo XI

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Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.

Paulo Coelho

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El Castillo de Leb

Shina ya estaba mareada de sólo ver las escaleras en todas las direcciones, volteadas, de costado y pendientes. Cuando logró llegar al final de la escalera que había tomado el pasillo se dividía en dos direcciones.

Izquierda.

Derecha.

Ambos pasillos eran completamente iguales. Con un suspiro miró a su gata en su hombro.

-¿Que dices?

Amina saltó del hombro e hizo unos pocos pasos hacía la izquierda, oliendo y luego se volteó hacía la derecha, haciendo lo mismo. La pequeña gata volvió a ella, subiendo por su cuerpo hasta acomodarse en su hombro.

-No siento nada en ambos, toma el que quieras, pero ten cuidado.

Shina asintió y se decidió por la derecha, simplemente cábala ya que el izquierdo se consideraba de mala suerte. Fue cautelosa en los primeros pasos y después de unos cuantos se volteó al sentir un ruido. Su boca se abrió al ver cómo una pared empezaba a cerrar el lugar por donde ella había entrado por el pasillo. Tragó saliva cuando el sonoro golpe cerró por completo la entrada.

-Bueno, ahora sólo queda un camino-, susurró para sí mientras comenzaba a caminar de nuevo.

-Ahora sabemos por qué dicen que las habitaciones se movían caprichosas...

-Mmm, si ...

Shina se asomó al final del pasillo para encontrar una gran cámara con muchas puerta con distingos jeroglíficos. Se acercó a la más próxima y frunció el ceño.

-¿Por qué ponen un idioma que no entiendo?- se quejó mientras miraba las líneas que tenían un patrón, pero eran totalmente extrañas para ella.

-Esto es más difícil de lo que parece. Una puerta puede llevarnos a seguir nuestro camino, pero otras pueden ser peligrosas- comentó Amina mientras bajaba y paseaba por las distintas puertas.

-¿Qué crees?- preguntó Shina después de unos minutos de silencio.

Se sentía frustrada, no podía leer ni tampoco podía dejar las cosas a la suerte. De todos modos agradecía estar con Amina, le habría agarrado un ataqué de pánico si hubiera tenido que enfrentar esto sola.

Amina gruñó.

-Estos aliens son demasiados inteligentes. Por más que huelo, no siento nada. Hay como un olor que predomina todo, pero no llego a diferenciar qué es.

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