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Su cabello castaño combinaba bastante bien con su tono de piel y lo hacía ver más hermoso. Tenía una hermosa sonrisa que solo lograba un cosquilleo en su estómago cada que presenciaba tal belleza. Era realmente hermoso, Junghwan era verdaderamente ante los ojos de Haruto.
En su cabeza existían tantos escenarios donde se acercaba al castaño sin dudarlo, o donde ya tenían una relación hermosa. Deseaba poder hablarle a tal chico lindo, sin embargo, eran tantos los factores que se lo impedían, como lo era su timidez e inseguridad. Se sentía un poco estúpido por no poder siquiera estar unos metros cerca de Junghwan sin comenzar a ponerse nervioso e inquieto por querer huir. Era un cobarde.
Junghwan rió por lo que haya sido que sus amigos dijeron, sus ojos se cerraron tiernamente mientras soltaba una carcajada y Haruto apreció tal imagen. Quizás observarlo de lejos sería más fácil.
Llevaba ya bastante tiempo haciendo aquello, sentía que debería por lo menos darle inicio a una amistad con el castaño, pero ni siquiera decirlo le parecía fácil. Tal vez sí era un cobarde y un estúpido.
Pero tenía intención de dejar de serlo.
Inhaló profundamente y se levantó de la banca donde estaba sentado durante la hora del almuerzo. En su mente se tranquilizaba aunque no sirviera de mucho, pues sentía su estómago revolverse y sus manos sudar un poco. Sus pasos lo dijeron a la banca donde Junghwan y sus amigos se hallaban, el camino parecía hacerse cada vez más largo, o quizás sus pasos eran cada vez más lentos.
Pareció ser una eternidad cuando finalmente llegó y la mirada de los presentes en aquella mesa se posaron en él, logrando que sus nervios aumentaran y se sintiera diminuto a pesar de ser el más alto entre ellos.
—¡Ruto!, ¿sucede algo? —Preguntó Park Jeongwoo, compañero de clase suyo y mejor amigo de Junghwan.
—Eh... Bueno... —Genial, ahora no podía siquiera hablar correctamente.
Posó la mirada en el suelo y nuevamente el sentimiento de ser un idiota llegó a él. Pero no se daría por vencido, ya estaba ahí, solo debía hablar con Junghwan y todo estaría listo. Sonaba demasiado complicado de realizar.
—Quería hablar con... Junghwan... —dijo, sintiendo sus mejillas calentarse un poco.
El castaño se mostró sorprendido, pero de igual manera aceptó hablar con Haruto y se levantó de su asiento para caminar adonde fuera que podrían hablar de lo que el más alto quería.
Haruto se moría de vergüenza y nervios, por fin había conseguido la oportunidad de hablar con Junghwan y eso estaba a punto de hacer, pero la verdadera pregunta que se hacía en su cabeza era qué le diría, ¿para qué demonios pidió hablar con él si ni siquiera sabía las palabras que soltaría?
Continuaron caminando hasta llegar al patio, donde se sentaron en el césped, debajo de la sombra de un árbol. El clima era agradable para ambos, por lo que no estarían quejándose de que hacía mucho calor o mucho frío.
