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Necesitaba ayuda, no podía despegar sus ojos de su amigo. Por mucho que lo intentara le era prácticamente imposible dejar de observarlo.
Analizaba cada detalle de su rostro y lo grababa en su mente. Claro, procuraba no ser atrapado por el chico o alguno de sus otros amigos; no dejaría que sus amigos lo molestaran repitiéndole que gustaba de Yoshinori. Junghwan ya sabía él mismo que estaba enamorado de su amigo, no soportaría que alguien más jodiera su existencia con algo que ya de por sí lo molestaba.
Él no quería tener sentimientos por Yoshinori, porque estaban en el mismo grupo de amigos y si se enteraba sería muy incómodo para todos, y él no quería arruinar el ambiente entre los cuatro.
De todos modos, no creía que alguien llegara a atraparlo, puesto que ya llevaba haciendo lo mismo durante un año y nadie parecía haberlo notado. Estaba feliz por eso.
—¿Estás de acuerdo, Junghwan? —preguntó Jihoon, dirigiéndose al chico.
El nombrado lo miró confundido, pues no sabía de qué estaban platicando, ni por qué necesitaban su opinión. Haruto pareció notar su confusión, así que se apresuró a hacer un breve resumen de la conversación.
—Estamos planeando salir el fin de semana porque Jihoon dice que vio una nueva heladería y quiere criticarla ya que, obviamente, él es un experto en helados —un tono de burla se dejó escuchar ante lo último dicho.
—¡Hey!, claro que soy un experto. Tú solo tienes envidia —habló Jihoon molesto.
Yoshinori soltó una pequeña risa ante la mini discusión que estaban formando los otros dos. Oh dios, Junghwan se sintió morir ante tal sonido celestial. La risa de Yoshinori era el sonido más hermoso que alguna vez llegó a sus oídos. Agradecía haber nacido en la misma época que Yoshinori.
—¿Y qué dices, Hwannie? —Haruto se dirigió a Junghwan.
El chico asintió de acuerdo a ir. Amaba pasar el rato con sus amigos, además de que Jihoon solía pagar por Junghwan ya que lo trataba como si fuera un bebé al ser el más joven de los cuatro. A veces solía molestarle que hicieran eso, pero otras veces era divertido y agradable.
—Junghwannie, ¿te encuentras bien? —una voz preocupada le habló al menor— Últimamente te veo distraído —explicó.
Junghwan volteó hacia donde estaba la persona que le había hablado, encontrándose con un Yoshinori con una expresión que denotaba preocupación.
No podía responder, tener la mirada encima del chico que le gustaba provocaba que olvidara cómo hablar. De seguro estaba quedando como estúpido.
—¡No lo toques! —gritó Haruto al ver cómo el chico preocupado acercaba su diestra hacia la frente de Junghwan para revisar si estaba enfermo o algo por el estilo.
—¿Por qué no? —Indagó Yoshinori.
Junghwan en su mente estaba insultando de mil y un maneras a Haruto por arruinar el momento. ¡Yoshinori iba a tocar su frente, pero Haruto tenía que arruinarlo!
