OUR FREEDOM, eren j. [snk]

🎯ᬄ* 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗘 𝗗𝗜𝗘𝗖𝗜𝗦𝗜𝗘𝗧𝗘.

❝ꓸ᭄ꦿ⃔𝐎𝐔𝐑 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐃𝐎𝐌 ━━━━ 𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐣𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫.
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪsɪᴇᴛᴇ: ᴀᴄᴛᴜᴀɴᴅᴏ.
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————— Artemisia. ——

Llegamos a la cima de las escaleras todos juntos, con Jean y Orlando encabezando nuestro pequeño grupo. Habían Jaegeristas apuntandonos con sus armas, aunque se veían nerviosos por la manera en que les temblaban las manos a algunos de ellos.

— ¡Detenganse ahí! —una chica de coleta baja nos amenazó—. ¡El lugar está bajo el control de los Jaegeristas!

— ¡Sí! ¡No actúen como si- —el hombre que estaba hablando fue rápidamente interrumpido por Jean, quien se abrió paso entre todos para tomarlo del cuello de su chaqueta verde.

— Escucha, recluta. ¿Quieres poner tu vida en riesgo al interrumpir el rescate de nuestro querido señor Jaeger? —la mirada del castaño era sombría, lo suficiente como hacerle soltar en susurro un “No” en respuesta—. Entonces no evites que todas las fuerzas armadas peleen contra Marley.

— ¡Abran todas las celdas! —Orlando y Connie tomaron la iniciativa de adelantarse a donde los demás reclutas.

Olympia y yo intercambiamos miradas y acentimos con determinación. En cambio, le di un apretón en el hombro a Mikasa y a Armin.

— ¿Estás bien, Artemis? —preguntó Mikasa con voz baja mientras veíamos cómo Jean y Orlando abrían las celdas llenas de militares.

Quiero creer que estoy lo suficientemente bien como para actuar correctamente en esta situación...

— Sí. Ya verán que podremos arreglar este caos, siempre ha sido nuestra especialidad, ¿recuerdan? —le ofrecí una sonrisa agradable para calmarlos. Lo que más necesitaban ambos en este momento era algo que los tranquilizara.

— Sí... —Armin sonrió un poco de lado y proseguimos a caminar juntos hasta una de las celdas en donde escuchamos un ligero grito de sorpresa.

Asomé mi cuerpo por la puerta de madera abierta, y lo que me encontré no lo podía creer.

— ¡¿Instructor Shadis?! —me tapé la boca con una mano.

Estaba en muy mal estado, con su cuerpo mahullado en golpes que se notaban a simple vista. Sus ropas estaban desgarradas y llenas de sangre por las heridas exteriores que no podíamos ver con exactitud por encima de su traje militar.

El instructor se sentó en su lugar a duras penas mientras nos veía a Connie y a mí.

— Esas heridas... —iba a seguir hablando, pero me interrumpió.

— Tuve una pelea con un oso... Estoy bien... Vamos. —hizo de menos su aspecto.

— Usted no cambia. —reí un poco en bajo y me adelanté en ayudarlo a que se apoyara en mi hombro para que pudiera trasladarse fuera de la celda.