La joven _______ vivía de manera devastada en Ciudad Zuzu, pero por poco tiempo porque empezará su nueva vida en Pueblo Pelícano, un pueblo costero igual de pequeño que de animado y no menos importante, la reliquia de su fallecido abuelo. La joven d...
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-𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐚́𝐥𝐢𝐝𝐚 𝐛𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐚-
Me levanté a las seis de la mañana. Hacía un buen día de primavera, iba a ir directa al porche cuando me tropecé con una caja mal puesta que estaba en todo el medio de la habitación.
—¡¿Por que mierdas hay una caja en todo el medio de la habitación?! ¿Que es decoración de metal? Ni siquiera se movió la caja —grité indignada.
Me levanté y me fui directa hacia donde estaba la caja, al abrirla me encontré unos paquetes de semillas de chirivías con una nota al fondo: Espero que sea de ayuda para tu inició, Lewis.
—¿Lewis no había mejor sitio que en el centro de la habitación? Así sólo me ayudas a caerme —dije con voz sarcástica.
Ahora sí. Me fui afuera, pero no a tomar el aire, si no a plantar las semillas que Lewis me dio.
—Después debería ir a saludar al pueblo y conocer un poco la zona, si no estoy jodida —pensé.
Casi terminando vi que un cuervo me observaba —Ah no amigo, te esperas que ni un día entero llevo aquí, no andes de ladrón tan pronto.
Y no se ni como, pero el cuervo parecío entenderme y se fue.
—¡Joe! ¿Yo tenía superpoderes? Porque me acabo de dar cuenta —dije y después me reí yo sola.
—Bueno ya termine de plantar y regar las chirivías, tendre que darle las gracias al alcalde cuando lo vea —dije y me fui a vestir. Era una vestimenta sencilla.
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(Podéis cambiarlo a vuestro gusto).
Al coger el teléfono vi un par de notificaciones, las eché un ojo y eran unos mensajes de mi padre deseandome suerte y diciéndome que me echara de menos, y de mi amiga Mia diciéndome que intentará visitarme algún día.
—Aw, que monos —dije con cara de ternura.
No tenía mucha gente a mi alrededor, pero la que tenía era de confianza y me quería. Eso me bastaba claramente.
