Ryū

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Cap. FUERTE

Cerca del parque había un río. La pelota roja con la que la pequeña familia jugaba se había ido al agua, sin que Ranpo y Chūya se dieran cuenta, Atsushi había ido tras ella y entró al río, siendo zambullido un poco y asustándose por recordar aquella vez en la que Dazai fue desapareciendo y lo sacaron sin vida.

— ¡¡PAPÁ!! ¡¡AYÚDENME!! ¡¡TENGO MIEDO!!

Gritaba desesperado, lloraba e intentaba salir de ahí pero le era imposible. La corriente era algo fuerte aunque no se lo llevara con rapidez.

Chūya corrió luego de escuchar los gritos y entró al agua sin quitarse al menos su sombrero. Nadó hasta donde Atsushi se encontraba, y lo subió a su espalda, caminando con dificultad entre el agua hasta llegar a la orilla, donde bajó al niño al suelo y cayó de rodillas, agotado.

— Atsushi, ¿qué demonios hacías en el río? ¿Te estás volviendo como él, como Dazai?

Cuestionaba Chūya molesto, sentándose en el suelo, bastante mojado. Se quitó su sombrero y lo sacudió, se secaría en horas.

Los ojitos de Atsushi se llenaron de lágrimas. Sintió eso como un regaño. El tono de voz con el que Chūya le hablaba le daba un poco de miedo.

— La pelota se fue al agua... Fui por ella. Mamá entró al agua para dormirse para siempre... Yo no...

Respondió sollozando. Tallaba sus ojos con sus puños, y se sentó al lado de Chūya. Temeroso, se recargó en el pelirrojo, quien lo alejó de él, empujándolo y haciendo que cayera recostado al lado.

— ¡Basta ya, niño! ¡¿Qué hubiera pasado si Ranpo o yo no estuviéramos cerca?! ¡Te mueres, te lleva la corriente! ¡¿Por qué te vas corriendo detrás de un juguete?! ¡Eso no se hace, bebé! ¡Pones en peligro tu vida! Hay muchas cosas que debes aprender y que yo no sé cómo enseñarte... Soy muy joven para esto, un crío, ni siquiera deseé que nacieras, pero ya estás aquí y debes acostumbrarte a mí, a qué yo soy tu padre y debes evitar causarme sustos. Te amo más que a mi propia vida, Atsushi, por favor, no vuelvas a causarme sustos. ¿Me lo prometes?

Lo atrajo hacia él, abrazándolo cariñosamente y dando un tierno beso en una de sus mejillas. Atsushi correspondía a las muestras de cariño. Abrazaba a su padre y dejaba de llorar, aunque seguía sintiéndose sentimental de cierta manera.

— Lo prometo, papá... No volveré a ser malo, perdón...

Ranpo sólo esperaba a que ese momento terminara. Si bien, era un padre más para Atsushi, odiaba entrometerse cuando Chūya aconsejaba al niño sobre alguna cosa. Prefería dejarlos hablar, y ayudar después.

Mientras tanto, el joven del periódico se lamentaba por su pasado. Algo que quizás nunca podría remediar.

Odiaba haber sido malo con Chūya y Atsushi, y haber provocado miedo y rencor en ellos. Ahora si se acercaba a ellos, sería echado del lugar cuánto antes.

"No puedo decirle a Mori-san dónde se encuentran. Aunque sea mi padre, no puedo ni siquiera confiar en él. Estoy solo en el mundo, mamá. No sólo abandonaste a Chūya-san y a Atsushi, también a mí... Dime... ¿Por qué lo hiciste? ¿Por irte con tu amigo Oda-san? Atsushi se quedó al cuidado de Chūya-san porque es su padre, pero yo... Papá es terrible, no debí quedarme con él. Tengo que huir... Chūya-san es con quién puedo refugiarme pero jamás me perdonaría. Todo por cumplir las estúpidas órdenes de papá... Los lastimé a ambos..."

Pensaba arrepentido, derramando lágrimas que limpiaba con las mangas de su gabardina negra.

Fue sorprendido por detrás por una mano que tocó su hombro un par de veces. Se asustó y dió un pequeño salto, volteando hacia atrás y dejando caer el periódico.

EL HIJO DE CHUUYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora