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La realidad resultó ser completamente distinta de lo que había imaginado en un principio; de hecho, las circunstancias se desenvolvieron de forma favorable.

Durante la clase, Mario, nuestro compañero, no cesó de entablar conversaciones, lo cual contribuyó a hacerla más llevadera.

Mientras tanto, tú te sumergiste en tu cuaderno, enfocado en la tarea de copiar las actividades. Aunque te llamé repetidamente, no utilicé tu nombre. Preferí simular olvidarlo y te dirigí de formas similares. En respuesta, te encogiste en tu asiento y continuaste con tu labor.

Yo solo quería algo: que tus ojitos me mirarán a mí.

Las cosas que nunca te dije [Versión Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora