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Recuerdo claramente el momento en que llegaste con aquellas flores.

Era un gesto tan inesperado como conmovedor.

Me sorprendió saber que coincidir contigo en ese lugar había sido cuestión del destino, o al menos así lo hiciste ver. Descubrir que estabas allí por tu hermana menor, quien resultó estar en el mismo grupo que yo, agregó una capa de sorpresa a nuestro encuentro. Haciendo que lo que más me desconcertara fue darme cuenta de que nunca me habías mencionado a tu hermana, a pesar de ser mejores amigas.

Curiosamente, tú también tenías desconocimientos sobre mi vida. Por ejemplo, nunca supiste que detestaba las margaritas.

Es irónico cómo, a pesar de nuestra supuesta "gran amistad", existían aspectos tan básicos que permanecían en la sombra. Sin descubrirse...

Sin embargo, a pesar de nuestras diferencias y de los meses que habíamos pasado separados, recibir esas flores y abrazarte fue reconfortante. El reencuentro después de siete largos meses lejos de ti fue una curita para el alma. Por mucho que intentara negarlo, mis sentimientos hacia ti siempre encontraban la manera de florecer.

Pero déjame decirte algo, Noremac.  No estaba bien amar a alguien que, de manera indirecta, solo causaba dolor.

Reconozco que tal vez fui ingenua, demasiado. Tenía los ojos cerrados ante la realidad. Sin embargo, esa ingenuidad no duró mucho tiempo. Poco a poco, comencé a ver con claridad la situación.

Quizás fui una ingenua durante un tiempo, pero esa ingenuidad no duraría para siempre.

Las cosas que nunca te dije [Versión Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora