005. 𝗌𝗎𝗋𝗏𝗂𝗏𝖺𝗅 𝗂𝗇𝗌𝗍𝗂𝖼𝗍𝗌

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— CAPÍTULO
CINCO

"instintos de supervivencia"

"instintos de supervivencia"

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En esos momentos sentí verdadero pánico. No sólo por mí, sino por Steve, Nat y Sam. Ellos estaban expuestos a esto al igual que yo y muchas otras personas en este lugar.

Y estábamos frente a un asesino que se creía era un cuento. Nada podía ser más escalofriante a mi parecer.

Echo a correr cuando un auto empuja al nuestro haciéndolos avanzar contra su voluntad. El soldado salta hasta estar nuevamente sobre ellos, así que trato de correr más rápido. Sentía el pecho arderme mientras hacía mi mayor esfuerzo por llegar a ellos.

El auto choca saltando por los aires, pero veo a Steve sacar a Sam y a Natasha antes del impacto.

Llego hasta Steve justo cuando se estaba poniendo de pie, pero en sus ojos pude ver una alarma. Aparta a Natasha y levanta el escudo cuando algo explota contra él empujándolo fuera del puente llevándome consigo por haber estado detrás suyo.

Lo próximo que sé es que mi cuerpo choca contra algo que revienta a mis costados. Trato de respirar para recuperar el aliento, pero en cuanto inflo mi pecho una punzada de dolor proveniente de mi costado me hace soltar todo el aire. Muevo los brazos y aprieto la mandíbula en cuanto siento los cortes en la piel. Había caído contra el parabrisas de un auto.

Miro hacia el puente apreciando el momento exacto cuando el soldado aterriza encima de otro auto sin titubear. Ni siquiera parecía que eso le resultara un esfuerzo. ¿Qué clase de loco nos quería matar?

Deslizo mi cuerpo cuando la lluvia de balas inicia. Las personas que estaban cerca se alejan corriendo buscando ponerse a salvo. Al menos ellos tenían la suerte de no ser el blanco, yo por otra parte era el objetivo principal del soldado en ese instante.

Sus ojos se posan en mí y avanza con determinación.

Apenas consigo poner los pies en el concreto cuando su brazo metálico me rodea el cuello. Levanta mi cuerpo en el aire y yo pataleo siendo presa del pánico. Abro la boca con desesperación mirando al soldado sintiendo que este era el escenario perfecto para una de mis peores pesadillas. Hasta que lo veo a los ojos y ya no puedo pensar en nada más.

No por el miedo, ni por la idea de que me estaba apretando la garganta con decisión, ni siquiera por el hecho de que su misión era matarme. Se me nubló la mente al verle los ojos y sentir en lo profundo de mi ser que ya los conocía de antes.

Entonces cierro los ojos dejando de sentir sus dedos apretando. Al abrirlos nuevamente me encontraba tirada en la calle con la bruma blanca apenas desapareciendo en el aire. Todavía podía escuchar a lo lejos el ruido de las balas y los gritos.

𝗥𝗘𝗙𝗟𝗘𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡 | 𝗌𝗍𝖾𝗏𝖾 𝗋𝗈𝗀𝖾𝗋𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora