(💎🇺🇸) 𝗥𝗘𝗙𝗟𝗘𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡 | "El comienzo
del amor consiste en dejar
que las personas a quienes
amamos sean
absolutamente ellas mismas,
y en no presionarlas para que
...
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📍Centro de los nuevos Vengadores Norte de Nueva York
Steve se viste nuevamente dándome la espalda. Yo me quedo en la cama cubierta por las sábanas observándolo en silencio.
—¿No puedes dejar el traje al menos un día? —le pregunto cuando acaba.
—No. —pone las manos en su cinturón con una sonrisa provocadora en los labios. Sus ojos bajan hasta mis piernas desnudas donde no me cubre la tela. —Thor se irá hoy. —cambia de tema.
—Tatia también. Parece que estarán de viaje un tiempo. —digo con desánimo.
Me agradaban los dos y verlos partir no era fácil. Pero ambos aseguraban tener asuntos de gran importancia por resolver.
Steve se sube a la cama y gatea hasta posar su mano en mi mejilla para besarme. Cuando siento que trata de arrancarme la sábana de encima me río en medio del beso. Logra meter las manos bajo la tela y hacerme cosquillas en el estómago.
—¡Steve! —grito atacada de la risa. Él no se detiene y continúa moviendo sus dedos por mi piel más sensible. —¡Basta! —le pido cuando el pecho se me aprieta al tratar de respirar. Todo mientras seguía riendo.
Unos golpes en la puerta hacen que nos quedemos totalmente quietos.
—¡Consíganse una casa para ustedes dos solos! —dice Natasha del otro lado de la puerta.
Oímos sus pasos alejarse y cuando ya no está estallamos en carcajadas. Steve deja caer su rostro en mi cuello. Deja un pequeño beso en la zona antes de ponerse de pie. Me acomodo el cabello todo revuelto y cuando estoy por quitar la sábana que me cubre Steve me sujeta de los tobillos y tira de mí hacia abajo.
La tela se me sube hasta descubrir la piel de mis muslos. Lanzo una patada para que me suelte.
—Eso no es muy noble de tu parte
Steve se ríe de manera desvergonzada admirando su trabajo. Agarro una almohada y se la arrojo a la cara. Él logra atraparla en pleno vuelo.
—Vístete. —dice dejando la almohada al borde de la cama. Se da la vuelta hacia la puerta.
—Como ordene, Capitán.
Steve detiene sus pasos y me echa una mirada sobre su hombro. Yo le sonrío con ojos inocentes sabiendo que lo enloquecía cuando lo llamaba así.
Contiene su risa y sale de la habitación. Salgo de la cama y busco las prendas de ropa esparcidas por el suelo vistiéndome con calma. Paso mis dedos entre los mechones de cabello agradecida por tenerlo corto. Así era más fácil peinarlo.