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Aquella tarde pasaron revisando los caminos y evaluando por dónde vendrían a atacar. Mafumafu aún no recibía noticias de su familia y si existiera la posibilidad de que enviaran una carta, está llegaría a la residencia de Soraru.

Quería preguntar pero prefirió callar un poco ya que no era un asunto de suma importancia.

Cuando ya era muy tarde Mafumafu suspiró. Y salió en silencio de la habitación, se apoyó en una baranda y vió las pocas estrellas que habían.

— ¿Sucede algo? — Soraru quien lo siguió por detrás estaba un poco asustado por la actitud de Mafumafu en ese día.

— Solo pensaba... —respondió

— ¿En qué?

— En nada

— Eso no es posible

— Bien, tengo la duda de cómo está mi familia

— Yo no lo sé...

Mafumafu suspiró en silencio y volvió a mirar el cielo.

— Tal vez mandaron una carta... — mencionó Soraru

— Quizás, pero no hay forma de que en este momento llegue a mí

— Después de esta misión... — Soraru quedó en silencio unos segundos y tuvo un breve recuerdo de cuan importante puede ser la familia para otras personas, así como lo había sido para aquel risueño joven con el que alguna vez había estado. Entonces continuó — mañana podría ir

— ¿De verdad? — preguntó entusiasmado

— Sí

— ¡Muchas gracias! Espera... Eso tomaría día y medio si vas muy rápido, no sería conveniente

Soraru era una persona de palabra. Así que no tenía pensado fallar.

— Iré en un día de ida y regreso

— Eso es casi imposible

— No lo es

— Soraru es muy decidido

Ese día se quedaron contemplando el cielo por unos minutos y después fueron a cenar. Aunque el tiempo era breve ambos se sintieron reconfortados.

Hoy Mafumafu dormía y una vez más visitaba el "Palacio de los sueños". Otra vez estaba consciente de lo que sucedía en el sueño pero esta vez era solo un espectador.

Sus ojos soltaban lágrimas y su cara estaba mojada por las mismas, la cabeza le dolía incesantemente.

— Mafumafu ¿Qué pasa?

Lentamente abrió sus ojos y frunció el ceño de inmediato debido al dolor incesante en su cabeza y lo que había soñado.

Mafumafu se sentó. Soraru tocó su frente y midió su pulso.

— Tienes fiebre y tu pulso es muy rápido

— Sí...

— ¿Un sueño malo?

— Fue muy extraño...

— Creo que estás resfriado. Traeré una toalla para la fiebre.

Soraru salió y dejó a Mafumafu en la cama, este último se quedó pensando.

¿Qué fue eso? Solo estoy asustado, todo fue tan rápido. De repente estábamos en una cabaña y vinieron personas extrañas a atacar y vi mi propia muerte, después ese pequeño niño... Y por último Soraru...

Estoy muy seguro de que éramos nosotros dos. Nosotros vivíamos juntos y estábamos casados, queríamos adoptar a un pequeño niño y vivir en una residencia. De forma extraña ese sueño me conmovió tanto que desperté llorando.

Amor Trascendental ❥ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora