Mafumafu y Soraru fueron amantes bendecidos por el cielo en la vida pasada. En esta vida el cielo los vuelve a juntar, esta vez en condiciones más difíciles, mientras una lucha en el mundo se desata. Ambos son herederos de dos de los clanes más impo...
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Soraru regresó en sí y vio el rostro de Mafumafu.
Una vez más negó, no había posibilidad de que fuera él. Las cosas serían más fáciles si podría recordar el rostro de su amado; sin embargo, con el tiempo dejó de soñar con él y lo olvidó.
Si fuera él... ¿Por qué no recordaba nada? Si realmente fuera Mafumafu, se supone que debería poder recordarlo o quizá no, era todo confuso.
Lo llevó hacia la sala de castigos, como le decía Mafumafu, pero en realidad era la biblioteca.
—Lee las normas de este clan, no puedes espiar.
— ¡No lo hice! Solo... —intentó excusarse.
No había justificación, claramente estaba espiando o en caso peor, si no hubiera estado Soraru hubiera entrado a ver aquel espejo.
— ¿Que haré aquí? — preguntó rendido Mafumafu
Soraru caminó por la biblioteca y trajo consigo un libro: "Reencarnación; rituales parte II"
Soraru le entregó el libro, Mafumafu lo miró con curiosidad, al leer el título sintió una punzada en el pecho y soltó el libro de inmediato.
— ¿Qué pasa? — preguntó Soraru
— No lo sé... —susurró.
— ¿Haz estudiado esto antes? —preguntó, tomando el libro del piso.
— No —respondió más calmado.
— ¿Tu clan no lo estudia?
— Si lo hace, pero yo no tenía acceso a los temas fuera de nuestro mundo...
— Ya veo, ¿Los quieres ver? —ofreció con duda, debía respetar las preferencias de cada familia, pues éstas eran la base de la formación. Pero no pudo evitar preguntar, porque el mismo había quedado maravillado con la información del libro, otros también deberían leerlo, y Mafumafu no era una excepción.
— Sí... —respondió con brillo en sus ojos. Su familia no le permitía estudiar temas que salgan de este mundo y hablen sobre rituales. Siempre le repitieron que la moral debía permanecer y hay rituales que no se deben practicar y por eso su familia no le daría acceso a esa información ni a nadie de su clan. Pero vamos, Mafumafu era joven, un joven con deseos de conocer el mundo, explorar y experimentar.
Durante esa noche, se quedaron estudiando aquel tema y teniendo pláticas profundas, cuanto más llegaban a conclusiones, Soraru se daba cuenta de que Mafumafu era alguien muy inteligente, aunque bastante problemático.
— Eso significaría que... ¿Probablemente hemos vivido otras vidas? —preguntó Mafumafu con interés.
Soraru asintió.
— ¿Hay alguna forma de que pueda ver mi anterior vida? —se veía cual niño que pregunta la razón de todo, pero no podía evitarlo, se sentía fascinado al aprender sobre la reencarnación.
