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La muchacha siguió los pasos del mayor, sin saber a dónde se dirigían, no entraron al edificio principal, donde ella imaginaba se encontraban los salones de clases, en cambio se dirigían a una zona abierta, con árboles, plantas y algunas flores, Aizawa se detuvo frente a una fuente y se sentó en una banca de piedra que rodeaba el camino, extendió su mano apuntando alrededor, donde mas bancas acompañaban la suya, dandóle a entender a la menor que se sentara también, y que era libre de elegir el lugar. Ella se sentó en la banca contigua, manteniendo su distancia y comenzando a bajar nuevamente su mirada, pero esta vez perdiéndose en el flujo de agua constante que generaba la fuente. 

El sonido del agua le relajaba, gracias a su poder era capaz de sentir como fluía el agua aún cuando cerraba sus ojos, si se concentraba lo suficiente podía apurar la caida del flujo de agua o detenerla, pero no estaba intentándolo, solo calmaba su respiración con el delicado sonido.

Esperaba alguna pregunta, alguna frase, alguna palabra de su acompañante, pero no quería subir su mirada para comprobar si él estaba observandola, pero tenía curiosidad, por lo que abrió sus ojos, esperando encontrar la oscura mirada del pelinegro en ella, pero en su lugar lo encontró con los ojos cerrados, la cabeza algo inclinada hacía atrás, pemitiendo que los rayos del sol llegaran directo a su rostro.

Se sintió un poco mas confiada de mantener su vista arriba, observando todo a su alrededor, no se veían otros chicos de su edad, se imaginó que por la hora todos estarían en sus clases aún, no creía haber escuchado el timbre sonar nuevamente, como cuando Shoto se separó de ella. Se fijó en los diferentes caminos que podía ver, algunos llevaban de vuelta al gran edificio, pero otros se extendían llegando a zonas cerradas de cemento, no podía imaginarse de que se trataban esos lugares.

Cuando su mirada volvió a su acompañante, esperaba encontrarlo nuevamente disfrutando del sol, pero se sorprendió, pues los ojos negros ahora estaban clavados, fijos en ella, se removió algo incómoda en su lugar.

- Mi nombre es Aizawa Shota, soy un héroe profesional -volvió a mirar a la fuente cuando notó que su mirada la incomodaba demasiado- Eraser Head, es mi nombre de héroe, con mi don puedo borrar momentaneamente los quirks de los demas - la muchacha se sobresaltó ligeramente, clavando su mirada atenta en el mayor.

- Eso fue... lo que hizo ese día, cuando me sacaron del callejón. -Aizawa aintió, sabiendo que ella lo estaba observando- 

- Soy maestro de aqui, de la UA, estoy a cargo de la clase 1-A del curso de héroes- El pelinegro continuó con su presentación sin hacer mucho caso al comentario de su acompañante.- Tengo a mi cargo a 20 niños con quirks muy especiales, que han decidido ser héroes, por diversos motivos y mi trabajo es hacer que den lo mejor de sí para lograr ser los mejores héroes que puedan ser. 

La muchacha no sabía a que venía ese discurso, le parecia bastante obvio que aquello era una escuela, no conocía muy bien el concepto de "escuela de héroes" pero se hacía una idea de a que se refería.

- Todoroki Shoto, el muchacho con el cabello blanco y rojo - Aizawa no estaba seguro si se llamarían ya por sus nombres- es uno de mis estudiantes. ¿Te sientes cómoda a su lado? - el pelinegro desvío su mirada para observar la reacción de la muchacha que se sobresalto ligeramente.

- Si - dijo asintiendo con la cabeza- hemos conversado unos minutos, antes de que tuviera que volver a clases y ha sido muy agradable. - el pelinegro asintió

- Eso está bien, si está bien para ustedes dos, puedo permitir que pasen más tiempo juntos mientras no quite tiempo de entrenamiento y clases de ambos.

Se quedaron en silencio por un largo rato, le gustaba saber que podría tener a Shoto a su lado, le agradaba su compañía y se sentía bastante cómoda cuando estaba con él.

El pelinegro carraspeó ligeramente llamando nuevamente la atención de la muchacha.

- Mañana comenzarán tus clases con el director, por lo que he hablado antes con el, quiere tomarte un exámen primero, para ver hasta que ha llegado tu educación y poder retomarlo con calma desde ahí.

La muchacha se sobresalto, realmente dudaba de su capacidad de poder contestar un exámen

- No te preocupes demasiado, no importa que no tengas un gran nivel de educación, sabemos que debemos tomar esto con calma - el pelinegro suspiró y volvió a mirar hacia otro lado, sabía que debía intentar obtener información de su pasado, necesitaban conocer su historia - ¿Cuántos años tenías cuando dejaste de tomar clases, se que no ibas a la escuela, pero la educación en casa?  

Al pelinegro nada se le escapaba de sus análisis, ella ya lo sabia, con lo poco que lo conocía ya le constaba que era una persona observadora y que claramente sabía mucho de ella y asumía que de todo mundo. Su mirada bajó nuevamente a sus manos, apoyadas en sus muslos, apretaba con algo de fuerza para contener el temblor de ellas. El pelinegro suspiro y rio ligeramente

- Está bien, si no quieres contarme en detalle, solo quiero que estemos preparados para ubicarnos en tu educación.

- Yo tomé clases en casa desde los 4 años y dejé de recibirlas a los 8 - Aizaea se removió un poco, era una edad muy temprana para estar en la calle- el maestro que tomaba mis exámenes decía que estaba bastante adelantada para mi edad - la muchacha respondió aún con su mirada clavada en sus manos, intentando concentrarse nuevamente en la fuente para calmar la ansiedad que la atacaba cuando compartía esos recuerdos.

- ¿Después de eso no tomaste clases? -el pelinegro escucho a la muchacha reír ligeramente, pero no lograba ver su rostro para analizar su expresión.

- Intente algunas veces ir a las clases que ofrecían en los albergues dónde me quedaba, pero nunca me quedé lo suficiente en un solo lugar.

Aizawa estaba ligeramente impresionado, esperaba que le dijera que llevaba solo un par de años fuera de la escolaridad, tenía un vocabulario amplio, según lo poco que había logrado escuchar de ella, sus modales eran, no perfectos, pero varios de sus alumnos se comportaban más como salvajes que ella.

Mey había captado su mirada impresionada y se sonrió ligeramente

- Nunca deje de aprender - dijo sacando al pelinegro de sus pensamientos - me rodeaba en ocasiones de gente mayor, de la que aprendía muchísimas cosas - bajó la mirada algo avergonzada de lo que iba a confesarle y su voz sono mucho más débil - y robaba libros de vez en cuando, a veces de bibliotecas otras veces de las cosas que la gente dejaba en la basura. Muchos no los entendía del todo la verdad, pero me gustaba leerlos de todas formas. - un poco de culpabilidad cayó en ella- intentaba devolverlos o al menos dejarlos dónde pudieran encontrarlos.

A Aizawa le pareció adorable y rio ligeramente, la muchacha era tratada como una criminal a dónde fuera que estuviese y ella se avergonzaba de haberse robado unos libros, definitivamente había más en esa historia de lo que lograban ver y ya se le ablandaba el corazón para querer descubrir un poco más.

- No te preocupes por esos libros, de seguro los encontraron y los devolvieron a su lugar.

Mey asintió ligeramente y se sientio feliz de que Aizawa no considerara que sus robos fueran algo de que preocuparse. Por su parte el pelinegro tomo nota mental de llevarle algunos libros, de seguro tenía varios en su departamento que le podrían gustar, algunos libros de cuentos que guardaba de su infancia, de seguro también podía pedirle a sus alumnos si tenían libros de sobra que ya no quisieran en casa. Si, eso era perfecto, le preguntaría a su clase.

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⏰ Última actualización: Feb 17, 2022 ⏰

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