Limerencia

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Limerencia: Estado mental involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra.

-¿Te parece prudente abandonarme en un pueblo con completos desconocidos? Se suponía que haríamos esto juntas Amelia-.

-Bigy, tranquilízate. Si no he aparecido por allá, es porque no me necesitas. Estás más que preparada para enfrentarte a nuestros enemigos, incluso mataste a tu primer vampiro y sin botar una gota de sudor-.

-¿Debería ser eso un consuelo? Mi vida está en Seattle, estaba en busca de universidades antes de viajar a La Push-.

-¡Ya basta Abigail! Estás bastante grande como para hacer berrinches de niña. Tienes una misión y debes cumplirla, cuando la vampira que acecha Forks esté muerta, puedes volver a tu vida normal. No entiendo cómo puedes ser tan egoísta cuando hay gente que necesita de tu ayuda Abigail Quinteros, no puedo creer que te criaste así-.

-Traté de criarme de la mejor manera, pero es difícil cuando no tienes ni un padre ni una madre presente- Comentó sarcásticamente Abigail, cortando la llamada y lanzando el teléfono celular lo más lejos posible dentro de su habitación. Caminó hacia su cama y agarrando agresivamente una almohada, la situó cubriendo su rostro y ahogó un grito de frustración.

Habían sido días complicados para Abigail, la citaron previamente a una reunión con el consejo de la comunidad Quileute, quienes compartieron con ella documentos sobre los tratados realizados por su linaje, debatieron posibles cambios y adaptaciones a la actual realidad en la que se encontraban. Dentro de esos documentos, Abby pudo enterarse de que la verdadera bruja que debía hacerse cargo de la manada y el tratado con los Cullen era su madre, lo que la hizo llegar a la conclusión de que Amelia se acercó a su hija con el fin de desentenderse de su responsabilidad como heredera de las Brujas de Salem y poder continuar con su vida medianamente exitosa en Seattle como corredora de bienes raíces.

A esto se le sumaba que la manada aún no podía dar con el paradero de la vampiresa pelirroja, por lo que Sam tomó la decisión de ampliar la zona de búsqueda y por consecuencia aumentar las horas de patrullaje, haciendo casi imposible para Abigail ver y compartir con su tan preciado Paul y su mejor amigo Jacob.

Este último aún se mostraba obsesionado con Isabella Swan, quien parecía sufrir el mismo delirio y no lo dejaba en paz, enfermando de los nervios al pobre Billy Black quien era el que debía contestar todas sus llamadas telefónicas.

Unos suaves golpes en su puerta la despistaron de sus problemas y su frustración. Se levantó y abrió la puerta, encontrándose con una muy preocupada Emily Young, quien trató de disimularlo con una pequeña sonrisa.

-¿Todo bien pequeña?, ¿Necesitas algo?- Preguntó tiernamente.

-Todo está bien Emily, solo tengo un par de cosas en la cabeza. ¿Quieres que te ayude a cocinar? - Respondió Abigail, cambiando su estado anímico a uno más decente, para no ser maleducada con su nueva amiga. Emily soltó un pequeño grito de emoción mientras tomaba la mano de Abby y la arrastraba a la cocina, decidida a arreglar el humor de Abigail con una buena receta de cupcakes.

Todo iba de lo mejor, con música de fondo y risas por doquier, hasta que sintieron la puerta. Ambas se miraron de manera cómplice, pues sabían que eran los chicos que llegaban de su turno patrullando. Abigail se quedó en la cocina sacando del horno las últimas bandejas de cupcakes mientras sentía como Jared y Embry entraban a la casa. Sip, otro de mis mejores amigos se transformó en hombre lobo, pensó la muchacha.

-Oh, ¿Ella quién es?- Dijo Emily sorprendida.

-Bella Swan, ¿Quién querías que fuera?- Respondió Jared, encogiéndose de hombros. La presencia de la chica llamó la atención de Abigail, prestando mayor atención a la conversación.

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