La paleta

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Mimi vio de reojo el cuaderno que Tai le ofrecía, luego su atención recayó completamente en observar detenidamente la paleta que Yagami paseaba por su boca.

Mimi había faltado el día anterior, que fue viernes, y necesitaba las notas, notas que le había pedido a Matt le consiguiera con cualquiera de sus compañeras. ¿Por qué? Porque al sexy vocalista nadie le negaría nada y era seguro que hasta se pelearían por prestárselas.

Entonces... ¿por qué se lo entregaba Tai?

Matt pareció leer sus pensamientos porque sin mirarla y metiendo la mano en la mochila que Taichi traía a la espalda extrajo otra libreta más. Cuaderno que ella tomó dejando al Yagami con la mano extendida.

Matt rió por las narices al ver la incomodidad de Tai, y como verlo con el rostro sonrojado era lo mejor del mundo, pues se dispuso a explicar la situación a la chica para incomodarlo aún más.

—Tus compañeras pensaron que era buena idea prestarle a Tai también los apuntes. Quieren que ÉL sea quien les devuelva los cuadernos el lunes —se burló Matt mientras su mirada recaía en el caramelo, en espera de que Taichi abriera la boca para hacerse con ella.

Mimi asintió, pensando que quizás se equivocó de recadero, aunque... lo bueno era que ellos siempre iban juntos, así que en realidad no importaba a cuál de los dos le pidiera el favor.

Los ojos azules del vocalista igual que los ambarinos de la chica, estaban pegados al caramelo que el Yagami movía con su legua y que parecía ser su distracción para no terminar muriéndose de la vergüenza que sentía en ese momento.

El futbolista comenzó a desesperarse porque ella no tomaba el cuaderno, dio un suspiro y de alguna manera, Taichi hizo lucir a la golosina más apetitosa cuando la sacó de su boca toda brillante, bañada por su saliva para decir —Aquí tienes. — recalcando que era el cuaderno de la mano derecha lo que le ofrecía y no la paleta que ella había seguido con la mirada y estaba en la izquierda.

Pero Mimi no perdía de vista el caramelo porque estaba esperando por ver lo que seguiría a aquel sensual movimiento por parte de Tai ... y pasó...

Matt al notar el caramelo a su alcance, sin pensarlo se lo quitó a Tai para llevarlo a su boca de manera natural.

—Listo, —Tai dio un suspiro y cerro la mochila para lanzarla sobre su hombro apenas ella sujetó el cuaderno. —¿podemos irnos? Yama, se nos hace tarde —más que preguntar era una imperante demanda por parte de Taichi, la que terminó cuando con un poco de molestia recuperó la paleta para regresarla a su lugar, es decir dentro de su boca.

Matt sonrió pícaramente, —si en cuanto Mimi te diga donde te ve para regresarte las libretas y puedas devolverlas a sus dueñas.

Tai abrió grande los ojos y retiró la paleta de su boca para poder casi gritar. —Eso no va a ser, no voy a regresar a ese salón lleno de... —aseguró indignado sin percatarse que solo era una artimaña de Matt para volver a adueñarse del caramelo. Una vez que lo notó dijo —Está bien... está bien...—concedió más que por los cuadernos, por el dulce, pues al dejar de alegar Tai recuperó la paleta y la introdujo en su boca de un rápido movimiento.

Mimi estaba fascinada. ¿Cuántas veces más esa paletita pasaría de una boca a otra y...?

¿Tai y Matt sabrían que eso era un beso indirecto?

Taichi dio media vuelta y caminó raudo por el pasillo alejándose de la vista de ambos.

Matt se tomó un poco más de tiempo para despedirse de Mimi antes de tener que correr para alcanzar a su mejor amigo.

—¿Qué más compartirán? —se cuestionó Mimi sin poder borrar de su mente la idea de que tal vez... y solo tal vez esos dos deberían dejar de lado los intercambios de saliva por intermediarios para comenzar a darse besos directos que son mucho más placenteros y sabrosos.

—Quiero una foto de ellos dos en un beso francés.

Continuara...

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