CAPITULO VI

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La junta conociendo a mi nuevo equipo de trabajo duro aproximadamente tres horas aparte de que Andrea me ayudo a hacer mis cuentas de redes en mi computador y me dio una breve explicación de cómo se utilizan.

Esto hizo que mi jornada durara cinco horas, tiempo que se me fue volando, todo esto es nuevo en mí, sin embargo, me gusto.

Encontrándome cerca del centro de la ciudad me encamino a uno de mis lugares favoritos para comer, es un pequeño local en donde venden ensaladas, sándwiches, emparedados y bebidas naturales refrescantes. Camino por las calles llenas y me agradezco el no haber utilizado tacones para ir a la oficina, porque estoy bastante cómoda usando tennis. Al cabo de cinco minutos llego al local y pido una mesa para uno.

Ordeno mi comida y mato el tiempo mandándole mensajes a Lucas y a mis hermanos. Por un lado, Lucas está casi yendo a dormir debido a que la diferencia de horario entre San Francisco y España es de nueve horas. Me emociona saber que mi amigo tiene planeado venir de visita a la ciudad, pero todavía no tiene una fecha establecida, aunque el saber la noticia me pone feliz.

Asimismo, mis hermanos están teniendo una crisis con su etapa nueva de ser hombres independientes, aunque sé que la disfrutan mucho. Me invitan a pasar parte del verano con ellos, pero simplemente lo rechazo, no me llama ir de nuevo a Oregon.

Mi comida llega y como el emparedado de carnes frías con queso que pedí, acompañado de un agua de naranja muy refrescante. Mi estómago me lo agradece, no había comido en varias horas. Sin perder tiempo termino mis alimentos, pago y tomo rumbo a mi edificio, que está un poco lejos.

Recorro a pie casi la mitad del camino a casa cuando a mi lado se para un auto color blanco, volteo a verlo y su conductor baja la ventanilla, es ahí cuando me doy cuenta de que es Valentine.

— ¿Quieres un aventón? — escucho que quita el seguro de la puerta.

No estoy cansada de caminar, pero el sol está algo fuerte y me muero de calor, asiento con la cabeza a la vez que doy una sonrisa de boca cerrada y subo en el asiento del copiloto.

— Gracias— le digo y el comienza a conducir a una buena velocidad.

— ¿De dónde venias? Te ves algo acalorada.

— Un poco, tuve una reunión con mi representante, presentare algunas colecciones en las galerías de la ciudad y estuvimos planeando todo.

— Algo me comento mi hermano sobre que eres una pintora muy famosa.

— No soy muy famosa, pero si me he dado a conocer— rio un poco, él también, pero toma su semblante serio luego de unos segundos.

— Oye, mis padres están organizando una cena en su casa, tú conoces a mi papá y él te aprecia. La cena es hoy a las siete, por si gustas ir, después te mando la dirección.

— Veré si no tengo algún pendiente y con gusto voy— Vincent asiente y mete su carro en el estacionamiento subterráneo.

Bajamos de este y nos dirigimos al ascensor, lo noto algo distraído y callado, a diferencia de la noche anterior, lo conozco apenas, pero se nota raro.

Llegamos a nuestro piso y le doy las gracias por haberme traído.

— Puedes invitar a Hanna por favor— pregunta.

— ¿Tú no lo hiciste?

— No, prefiero que lo hagas tú, no estamos tan bien...

— Ya, yo le digo.

— Gracias.

Camino a mí la puerta de mi departamento y entro.

A simple vista se ve vacío, pero en el balcón noto que mi amiga está ahí. Dejo mi bolsa en la isla y voy a su encuentro.

NOCHE ESTRELLADA © | NOCHE I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora