CAPITULO VIII

32 3 2
                                    

Son las once de la mañana y me estoy muriendo de sueño. Algo completamente justificado porque literalmente no dormí nada.

Estoy en el sillón del departamento de los hermanos Evans esperando a Vincent porque tenemos una cita y él se está "arreglando para la ocasión". La verdad es que desde ayer no se bañaba y olía mucho a alcohol.

No sé a dónde iremos y eso me provoca nervio, pero también me gusta.

Sinceramente lo que es todo Vincent me confunde mucho, porque primero esta, después no y al final me confiesa cosas que hacen revolución en mi cabeza y me hace sentir vulnerable a su persona.

Sin embargo, quiero arriesgarme.

Reviso algunos correos desde mi teléfono y mi agenda marca que mañana tengo otra reunión con Oliver y los chicos. Estamos a escasas dos semanas de la exposición de una de mis colecciones y de la rueda de prensa para dar mi rostro a conocer. Así que todo estará muy movido en la oficina.

Tocan el timbre del departamento.

Como Vincent está bañándose y Valentine no está en casa decido ir a abrir.

Abro la puerta y me encuentro con Madisson.

Vaya sorpresa.

— Tú.

— Hola, buenos días — sonrió porque maleducada no soy.

— Creo que me equivoque de edificio.

— ¿A quién buscas?

— A Vincent.

— Oh. No te equivocaste, él vive aquí solo que se está bañando.

— Y tu estas aquí por...

Estoy a nada de contestarle como se merece porque ya me cansé de que sea tan grosera conmigo, pero siento como una mano grande agarra mi cintura por detrás.

— Esta aquí porque saldremos juntos Mad— contesta Vincent por mí y noto como Madisson se remueve incomoda— no sabía que conocías mi dirección.

— Ah, una vez me lo dijiste cuando hablábamos por teléfono— sonríe mostrando sus dientes perfectamente blancos— ya vez que eres tan olvidadizo.

— Ya. Estamos un poco ocupados y vamos de salida ¿Necesitas algo?

— No, mejor te llamo más tarde. Adiós.

Veo cómo se va rápidamente haciendo resonar sus altos tacones y Vincent se me queda viendo.

— ¿Qué? — camino de nuevo al sillón.

— No te cae bien— se sienta a mi lado.

— A sido un tanto grosera conmigo— tomo mi teléfono— y no me cae bien.

— Dale una oportunidad— se acerca a mí— la conocí en Noruega y siempre ha sido una buena amiga y en general es un tanto especial, pero buena persona.

— No dudo que sea especial— termino de contestar un email— ¿Nos vamos?

Besa mi mejilla.

— Vámonos hermosa.

Bajamos juntos al estacionamiento subterráneo y caminamos en dirección a un auto color negro muy bonito. Abre primero mi puerta y espera a que suba para después el subir al asiento del copiloto.

Antes de arrancar me pone el cinturón de seguridad acercando mucho su rostro al mío.

— Gracias— digo.

NOCHE ESTRELLADA © | NOCHE I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora