Alicia Sierra ahora fugitiva de la policia, antes de las mejores inspectoras de toda España... y mucho antes del atraco de los "Dali", la mujer mas feliz del mundo por supuesto que eso fue antes de los dias de invierno.
Limbo entre la felicidad y la realidad; asi vivía Alicia. Jamás habia disfrutado tanto unas vacaciones, lejos de todo el estrés de su trabajo que la absorbía sin darse cuenta.
Sola con el amor de su vida en el monte, mirando los amaneceres y las constelaciones por la noche. Se sentía tan dichosa que deseaba vivir ahí en ese bucle para siempre.
Lastima que pronto la alegría se iría en picada.
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—Cariño, venga que llegamos tarde y no quedara sitio en el hotel
—¡Que ya voy coño! ¡Sabes que odio que me apresuren!
Grito desde el segundo piso, segundos despues bajo corriendo las escaleras de madera.
—Ya estoy tomo un su bolso de playa y una chaqueta ligera.
—Te ves guapisima
Ella sonrió y le dio un beso suavemente, se alejo despacio como si no quisiera romper esa union, lo miró a los ojos y susurro.
—cielo llegaremos tarde...
—joder si, es que me distraes... Sus labios fueron directamente a su oreja intentando besar hasta llegar a la curva de su cuello. Alicia rió y se alejó dejandolo ahi en medio de la puerta.
—Andas más cachondo que yo en primavera. Se burlo entre risas mientras entraba al auto.
—Jajaja que cojones? a ti nadie te supera.
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Las olas parecían llevarse cualquier preocupación, solo era ella con el sol iluminando su cabello que comenzaba a dejar ver aquel tono pelirrojo que ocultó meses atrás.
Eso es lo que capataba completamente la atención de Germán quien ahora yacía sentado sobre la calida arena mirando cómo su esposa emergía del mar pareciendo una especie de sirena.
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—El mar es precioso... no? Dijo Alicia mientras caminaba hacia él
—Me encanta... podría quedarme aqui para siempre.
—Me quedaría contigo...
Se sentó a su lado. Ambos observaban como el sol empezaba a ocultarse tras el mar. A Alicia le pareció tan alucinante. Se sentía tan realizada, completa y feliz. ¿Que más podia pedir?
Germán la rodeó con el brazo para acercarla más a él. —Ali estas vacaciones han sido grandiosas, gracias por tanto
Ella últimamente lo había notado más cursi de lo normal y vaya que lo normal en Germán era demasiado, aunque con un extraño equilibrio entre lo racional y lo emocional que la atrapaba por completo. Pero claramente no le dio importancia, tal vez ya habían estado demasiado tiempo alejados.
