9- Invierno

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"—El número que usted marcó se encuentra fuera de servicio"

—Puta mierda...

Murmuró y colgó.
Sintiendose un poco tonta por creer que por milagro Raquel respondería.

Respiró hondo antes de abrir la puerta de la habitación dónde Germán se vestía para ir a casa después del largo día de quimioterapia.

—¿Como te sientes cariño?

—Un poco cansado pero debemos llegar a casa. Ya!
Cogio su chaqueta del sofa.

—¿Por que tanta prisa?

—Te tengo una sorpresa

Alicia pensó un "yo tambien" que enseguida borro de su mente con un ligero movimiento de cabeza. Eso no era una sorpresa agradable.
Ni loca podria contarle que le quedaban 2 meses de vida. Ella queria mirarlo disfrutar de la vida aunque se le escapara el tiempo. Lo siguió hasta la puerta.

—Que sorpresa?

—Ayer hice las compras cuando estabas en comisaría y me encargué de arreglar un poco la casa.

Salieron de la habitación rumbo al pasillo.

—Germán, no puedes hacer esfuerzo recuerda que por eso le pagamos a la chica que limpia y alimenta a comisario

—Le di la semana libre

—Estas de coña?

—No... bueno, el mes libre.
Aclaro su garganta y continuaron caminando de la mano hasta el elevador.

—Eres todo un caso...
Refunfuño molesta.

—La sorpresa que te tengo te hará olvidar hasta porque te enojaste.

Le dio un beso en la mejilla y la puerta del elevador se cerro.

○○○

Alicia condujo hasta casa. A penas estaciono el auto, Germán bajo de inmediato y abrió la puerta impidiendole el paso.

—Que?

—Cierra los ojos

—Pero... valeee
Sonrió y obedeció aquella petición.

Germán la tomó de la mano y la guió adentro. Le indicaba cuando debía subir un escalón y le cubría los ojos con la otra mano cuando Alicia quería abrirlos involuntariamente para mirar donde pisaba. Así llegaron entre risas hasta el segundo piso de la casa.

—Espera un momento, no los abras vale?

Ella asintió desesperada. Mientras esperaba, olfateo un suave olor a pintura que inundaba el pasillo.

—Da dos pasos hacia delante

Ella lo hizo despacio hasta sentir la presencia de German a su lado, seguido un rechinido de la manija de la puerta.

—Ya puedes mirar

Alicia abrió los ojos despacio pero tenía tantas ganas de mirar qué coño habia hecho su marido sin ella.

Su rostro se iluminó con una sonrisa cuando miró delante de ella la habitación destinada para su bebé, que emanaba el olor a pintura todavia fresca.

Las paredes de tonos azul pastel, rosa y amarillo con algunos adornos de animales y estrellas en el techo.

—Esas estrellas brillan en la oscuridad!
Mencionó su marido emocionado. 

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