Capítulo 11

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Amanda

Tenía un par de minutos de estar dando vueltas en la cama, no podía dormirme pues no paraba de pensar en la cena y en el hecho de que no parecía caerle bien a Ariana y que tampoco lo haría después.

Solté un suspiro y de repente senti toda la piel de mi cuerpo erizarse. Escuche la bocina, luego un llamado y otra vez la bocina.

Era el...

Desenrrede mi cuerpo de las cobijas a duras penas y me lance a correr escaleras abajo. Esquive todo lo que había en mi camino, busque las llaves como una loca y con las manos temblorosas abrí.

De inmediato mis ojos se conectaron con los suyos y todo mi cuerpo se puso en alerta al ver las lágrimas.

—¿Alguien utiliza el estacionamiento?

Me asome por detrás de su cuerpo y vi que el auto ya estaba aparcado.

—Mi rommie, pero no volverá en unos días...

Jake asintió con la cabeza. Dejo de mirarme a los ojos y dejo caer la cabeza, quizás tratando de ocultar su tristeza de mi.

—No se que hago aquí— murmuró— lo lamento...yo.....

Me metí de golpe en su campo de visión y vi más lagrimas resbalando por sus mejillas. Me dolía el corazón de repente.

—Entra, Jake...

Mi corazón se aceleró cuando dio un paso al frente. Lo tome de los hombros y lo jale lentamente hasta que estuvo sentado en el sofá.

Me senté a su lado y con mis manos empecé a rodear su espalda, acariciando por todo lado, en su pecho, en su cabeza, en su nuca, tratando tal vez de calmar mi ansiedad de tocarlo y saber que estaba físicamente bien.

—¿Que haces?

—Busco una fuente de dolor— le dije pasando una mano por su espalda ahora en forma de caricia— pero la herida no es externa... ¿Verdad?

Jake no entabló contacto visual conmigo porque estaba llorando más. Mi corazón ardía como nunca en la vida, mis ojos estaban llenos de lágrimas no derramadas.

Puse mis manos detrás de su nuca y lo acerque a mi.

— Estas a salvo conmigo

Jake se inclinó hacia mi pecho como un niño buscando consuelo y lo deje. Lo dejé sollozar en mi piel tan libremente que su llanto me derretía el corazón y me hacia preguntarme que guardaba en su interior y como yo podía resolverlo, como podía yo dar de lo que yo tenia para que todo ese dolor se fuera.

Y aunque estaba triste y lloro bastante, pudo llegar al punto de control sobre su llanto y entonces se echo un poco para atrás.

Baje mi mirada y vi sus ojos. Jamás pensé que vería la faceta más débil de él en ese momento, pero me encantaba que lo hiciera, me encantaba que me hubiera buscado a mi.

— ¿Quieres hablar de esto...? —tantee el terreno

El suspiro.

—Si ya...ya estoy mejor

No le costó nada. Se desenvolvió casi con la misma facilidad con la que explicaba en clases. Me contó sobre la conversación con su hija y me contó sobre lo que había ocurrido en su pasado.

Me confesó lo muchísimo que le dolía recordarlo porque él estaba tremendamente enamorado y tener que dejarla fue una decisión de amor propio.

Y que cuando murió él aún la amaba y por eso lo destruyó, quedaron muchísimas cosas por hablar, muchas más por comprender y sanar. Por eso le dolía tanto y le dolía más no poder tener a Ariana cuando más la necesitaba.

Mi profesor (+18 ) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora