Capítulo 4

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Steve estaba sentado sobre su cama con sábanas azul marino, su mochila estaba a un lado de él abierta, pues había sacado una botella de pegamento de ella

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Steve estaba sentado sobre su cama con sábanas azul marino, su mochila estaba a un lado de él abierta, pues había sacado una botella de pegamento de ella. Estaba tratando de reparar la fotografía de James, con mucho cuidado pegaba los trozos, si faltaba un pedazo iba a la sala a buscarlo. Tenía que hacer una tarea, pero por el momento era más importante para él arreglar esa foto. 

Ya había oscurecido por completo y el hambre comenzó a hacer aparición en el estómago del rubio. Salió de su habitación para prepararse lo que fuera, pues que digamos su casa no estaba que se caía con ingredientes para cocinar. Abrió el refrigerador y sacó dos huevos junto con algunos tomates. Al cerrarlo observó todas las fotos de él. No había ninguna de su hermano, sólo él.

Un sentimiento de culpa invadió el interior de Steve. Dejo lo que tomó del refrigerador sobre la mesa. Nuevamente se acercó al refrigerador con mirada seria, con algo de molestia se encargó de quitar todas las fotos, dejándolo totalmente limpio, ahora sólo con los imanes. Las dejó sobre la mesa y regresó a preparar su cena.

El ceño de James se frunció de poco en poco, sus ojos comenzaron a abrirse, observando sólo la oscuridad de su habitación. Dio un giro para quedar sobre su espalda, tallo sus ojos para quitarse la sensación de sueño, mientras hacía aquello un ligero bostezo se le escapó. Se sentó en el piso y observó su cobija sobre él, no recordaba haberse tapado, sólo recordaba el haber llorado con fuerza hasta quedarse dormido.
Se levantó del suelo para ver la hora en el reloj de forma circular que había en su mesa de noche. Eran las cinco con quince minutos. Se dirigió a la puerta de su habitación y la abrió, al abrirla se encontró en el suelo la foto que su madre había roto frente sus ojos. Estaba en una pieza. La tomó entre sus manos y observó las líneas de las rasgaduras, observó que había pegamento sobre la imagen. Le dio la vuelta a la foto para ver que había algo escrito ahí.

'Trate de repararla, espero haberlo hecho bien. Te quiero. Steve."

Inevitablemente una sonrisa escapó de sus labios. Le alegraba tener un hermano como Steve, al parecer, era el único ser en esta tierra que lo quería, él y su querida tía Adeline. Ella era la hermana mayor de su madre Sarah, era una mujer elegante, con porte, jamás se casó porque no le veía sentido estar atada a un hombre. Ella era una mujer emprendedora, tenía su propia compañía textil, por lo que era una mujer realmente rica. Nunca se olvidaba de él o de su hermano, siempre enviaba los mejores regalos en sus cumpleaños o porque simplemente quiso darles un regalo. Tenían aquel XBox One gracias a su tía, que se los mando como un regalo por extrañarlos.

Quería a su tía, y su tía lo quería a él, pero nada se puede comparar con el cálido amor de una madre y, James, nunca había sentido ese cálido amor.

Mientras miraba la foto, su pecho se llenó de una sensación cálida. Miró hacía enfrente, ahí se encontraba la puerta blanca de la habitación de su hermano. Miró nuevamente la foto para después ponerla sobre su mesa de noche. Salió de su habitación para adentrarse a la de su hermano. Al entrar se topó con la imagen de una habitación bien recogida, ropa sucia en el cesto y,  claro, no había desperdicios de comida en el piso. Observó a su hermano estar plácidamente dormido, pero no le importó hacer mucho movimiento o ruido, él sólo quería acurrucarse con su hermano. La cama hizo ruidos molestos cuando el cuerpo del chico de 18 se subió a ella, instantáneamente Steve comenzó a despertarse por el movimiento extraño en su cama. Abrió los ojos lentamente, para encontrarse con la escena de su hermano menor tomando las sábanas para envolverse.

DISSOLVE [WinterBaron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora