ESPECTROFILIA - Haikyuu!! Horror One-Shots.

Lullaby [IwaOi]

Iwaizumi x Oikawa.

⚠ Terror Psicológico/ Alucinaciones visuales y "auditivas" / Feminización estereotipada/ AU/ Suspenso/ Maltrato infantil/ Infidelidad/Paranoia/ Estrés/ Descripciones explícitas sobre imágenes corporales que pueden ser desagradables para algunos/ Deformación de la psiquis/ Manipulación ⚠

⚠ Inspirado en la película: Rosemary's Baby (1968) y en el cuento: The Black Cat (1843) Edgar Allan Poe ⚠

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Lullaby.

"Tarareaba la dulce canción de cuna para que el bebé no llorara"

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La espesura de la tela negra de sus ropas de luto, no eran suficientes para representar toda la penuria e incredulidad que inundaba su ser.

Iwaizumi sabía que volver a aquella casa, cuyas paredes presenciaron sus intimidades de pareja con Tooru, no sería sencillo. Que era incluso egoísta de su parte ir a refugiarse allí, apenas volviendo del funeral de su amante e hijo. Ese recién nacido que apenas pudo llegar al mundo por unos segundos, antes de que el fantasma de su madre, moribunda tras el parto, lo reclamara por ese inseparable vinculo, para llevárselo con ella a la muerte.

Sabía que sería difícil, pero la imagen que ahora tenía frente a él, no la podía digerir.

Observó el cuerpo de Tooru parado frente a la ventana. Su mirada escudriñó desde sus pulidos tacones de charol blanco, hasta los comienzos de la falda de un delicado vestido de puntos. Su cuerpo se mecía suave, delicado y afeminado, mientras que de su garganta emergía una dulce canción de cuna que le dirigía a la manta enrollada entre sus brazos.

Se percató de su presencia, la canción se extinguió. Volteó en su dirección y en su rostro apareció la misma dulce sonrisa que siempre le dirigía al llegar a casa, en la época que creían eran un matrimonio feliz.

—Bienvenido a casa, Iwa... —Su mirada bajó a las mantas enrolladas entre sus brazos. Su voz se endulzó— Mira, papá vino a verte...

El espanto se acentuó un poco más en sus facciones. Matsukawa y Hanamaki le habían dicho que Tooru no estaba bien.

Se arrodilló de las mil y un formas buscando perdón cuando por culpa de la noticia de su adulterio cayó en un cuadro depresivo, pero no tuvo las agallas de verlo derrumbarse cuando la noticia del embarazo de su amante le golpeó con más rudeza.

Al parecer lo golpeó tan fuerte hasta deformarlo, volviendo irreconocible a ese Tooru desbordante de feminidad, cuyos tacones hicieron eco en cada paso del apartamento a media oscuridad, aproximándose a él con esa sonrisa de ilusión.

Su cuerpo no respondió y simplemente dejó que depositara en sus brazos las mantas. Reconoció en esa postura, la forma del bebé que no pudo cargar en brazos.

Tembló, sentía su respiración cortarse en cada movimiento hasta retirar lentamente un trozo de manta, sólo para descubrir que aquello que aparentaba ser un infante no eran más que unos huesos de costilla animal.

El rechazó y la ira le atravesó todos los nervios, impulsándolo a soltar esa aberración, pero el castaño en un instinto sobrehumano de protección maternal, logró atrapar los huesos desesperadamente en sus brazos al caer de rodillas.