*COMO SIEMPRE PEREZOSA*

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-¡Adiós mami, adiós papi!. Nos vemos en la cena.-  Salí corriendo de mi casa como  si fuese una luz de bengala despidiéndose de mis padres con gran entusiasmo.

- ¡Espera Criss! Aún no has desayunado.-  Exclamó mi madre tras de mi. Pues salí a prisa debido a que ya era tarde para irme a la escuela al igual que todos los días.

- ¡Chispita espera!.- Eleva su voz mi papá.

- Papi se me hace tarde, lo siento.

- Bueno, entonces espero que desayunes y almuerces un buen plato lleno de aire. - Papá se carcajeó al verme frenar abruptamente y casi estampar mi frente con la puerta. - ¿Porqué te detienes, acaso no te hibas?-  Comenta de una manera burlona y divertida mi papá.

- Oye, deja de reírte papi. No es divertido, no ves que casi me golpeo. - Lo digo haciendo un puchero con mi boca y mi nariz se contrae.

- Biendolo de otro modo, creo que te verías muy bien con una enorme nariz roja... te cambiaría el nombre a "Señorita Rudolf Jackson". Tanto mi madre y mi padre se carcajean de manera onísona.- Esta vez mi ceño se frunce, no por enojo, claro que no; pues también me parece divertido. Más bien por berrinche y mimos.

- Si sigues haciendo ese gesto te saldrán arrugas muy pronto y todos te llamarán: La viejita del cabello espantado. -  Mamá explota en una risa muy contagiosa que me hace querer reír, pero me esfuerzo por no hacerlo, haciendo que mi cara se vuelva roja como un tomate.

- ¡Papiiii déjame en paz!.-  Papá constantemente me llamaba de diferentes apodos conforme la situación que yo misma suelo provocar.

- Okis mi bebé... solo espera que te daré dinero para que comas algo en la escuela.

- Graxiiii  papito pechocho... por eso te amo pachonsito lindo.-  Corro a abrazarlo y llenarlo de besos en toda su cara. Amo a mi padre, me consciente tanto.

- Querida, por lo menos llévate un Yogurt para que te lo bebas en el camino. Ya sabes que no me gusta que te callas sin desayunar.-  Me dice mi mamá preocupada.

- Está bien mami. Dame el de fresa que me encanta tanto.

Inmediatamente me despido de los dos y salgo apresurada para abordar mi autobús escolar.

Tengo que admitir que soy bastante perezosa para levantarme de mi cama. Programo cinco alarmas en mi teléfono para despertarme y sumado a que mamá toca mi puerta muchas veces avisandome que tengo que levantarme diciéndome: - Cariño, ya es hora. Levántate.- para no llegar tarde a clases. Pero tanto las alarmas de mi celular, mi reloj despertador y mamá... Ninguno me es efectivo para hacerme levarteme temprano de mi cama. Soy una decepción para mí misma, creo.

- ¡Oigan! Espérame. ¡Alto porfavor!.- Grito lo más fuerte que puedo ya que mi voz es muy suave (todas las personas me lo dicen).- ¡Detenganse señor Matt, por favor!.-  Le hablo al chófer del autobús escolar que comienza a arrancar su marcha y le doy golpes a la puerta para hacerme notar.

-¡Wtf mazorquita!, ¿por qué siempre haces lo mismo?. Madruga de una buena vez.- Expresa el anciano con una cara muy cómica.

- Lo siento señor Matt, créame que todos los días lo intento.-  Lo digo muy apenada.

- Te creo.

- ¿Enserio?. Me sorprendo, pues jamás me había dicho tal respuesta.

- Claro que sí, Mazorquita. Mira el reloj, esta vez llegaste un minuto y trece segundos antes.- Se hecha a reír con esa riza escándalosa que tiene junto con todos los presentes dentro del autobús.

¿Por Que Has Cambiado? Cuéntame. ✔[Finalizada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora