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Era otro grandioso día en Abu Dhabi, todas las personas trabajaban tan duro como era lo esperado, comerciantes mostrando cada uno de sus productos los cuales brillaban por los detalles de oro que contenían, desde prendas hasta la más fina joyería

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Era otro grandioso día en Abu Dhabi, todas las personas trabajaban tan duro como era lo esperado, comerciantes mostrando cada uno de sus productos los cuales brillaban por los detalles de oro que contenían, desde prendas hasta la más fina joyería.

Los habitantes dejaron un momento toda actividad para presenciar el paso de una elegante carroza con detalles tan extravagantes en rojo y dorado, ésta era jalada por caballos pura sangre color negro tapados de los ojos, detrás de la carroza le seguían guardias, cuatro hombres los cuales mirabas atentos a sus alrededores e iban cubiertos por completo a excepción de los ojos.

-AH QUE CALOR DE MIERDA.

Dijo un molesto y sudoroso hombre de piel blanca, cabello negro, ojos profundos y oscuros, además de alto y muy apuesto, sacudía la camisa negra de seda abriéndola hasta su abdomen mostrando sus tatuajes, no soportaba el abrazador calor del lugar.

-Su majestad, pronto estaremos en el palacio de fuego.

-Eso espero, quiero salir de esta cosa, mi trasero lo siento plano.

Su acompañante comenzó a reír, mientras abría el precioso abanico con detalles en tinta y daba aire a ambos mientras continuaban sentados, el príncipe rodeo los hombros de su acompañante real haciendo a éste sonrojarse.

-Eres un amor Seokjin, en verdad me alegra bastante que vinieras conmigo

-Escuché muchas historias interesantes de Abu Dhabi, ahora puedo confirmar cada relato, pero aún me falta algo por confirmar.

-Ah, te refieres a mi amigo Jimin, ese hombre es más que un simple relato de viejas chismosas.

-Jaja, príncipe.

-Es verdad, lo veras con tus preciosos ojos.

Ambos se sonrieron y uno de los guardias se acercó más a la carroza para abrir leve la cortina de seda e informar que estaban por ingresar al palacio de fuego, por lo que sólo tuvo un asentimiento de cabeza como respuesta.

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-Se ve divino príncipe Hope, sin duda tiene la belleza de un Dios.

Halagaba una de las sirvientas mientras acomodaba las prendas del príncipe menor y otra de ellas sonreía al peinar el sedoso cabello del menor, debía acomodarlo bien para poder colocar el velo que debía cubrirle.

-Muchas gracias por el trabajo que hacen.

Las mujeres sonrieron, les gustaba como el muchacho les agradecía y trataba, Hoseok era humilde a pesar de su posición, lo que le hacía más admirable y deseable.

Su vestimenta era hermosa y provocativa de cierta manera, un color verde pastel le adornaba con telas transparentes, por suerte tenía suficientes capas para no estar tan expuesto, las joyas de oro en cuello muñecas y tobillos hacían que destacara, tanto la prenda como su tono de piel y sus ojos azules como el mar, su cabello era más brillante ese día, como si fuera el sol, un día antes le habían colocado uñas largas en forma de punta, éstas de un tono dorado, debía tener cuidado oh podría rasgar fácilmente su vestuario y no debía cometer errores, no podía poner en ridículo al sultán.

Jihope_HATHOR🕌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora