Una Persona Nueva

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- BIN -

***
Días antes, en la universidad con Sanha

[Recuerdo]

- Mira, chico raro - Sanha se levanta, se acerca a Bin y le dice cara a cara. - Oyeme bien, no me molestes más, no me acoses. Me caes pésimo, eres muy creepy. Correte. - Sanha le da una mirada despectante y lo empuja para pasar y seguir su camino a la salida.

***

- Bueno, este es mi peor día después de mucho tiempo... - se sienta en la grada, mirando cómo llueve, apoya la cabeza en su puño y cierra los ojos. - Por favor, para... - susurra.

La lluvia no cesa, el viento golpea con violencia las hojas de los árboles, el frío congela mis hombros, y mi nariz se asemeja a un copo de nieve. Este día vino cargado de soledad, tanto interior como exterior. Mis manos solo se sujetaban a si mismas para brindarse calor y mis ojos miraban a lo lejos porque no tenían a nadie para mirar de cerca. Mis pies caminaban hacia algún lugar conocido pero poco frecuentado, un lugar donde solo se acercan las personas que se sienten ligeramente animadas pero cargan mucho dolor en el pecho. Supongo que me sentía así ahora. Tratar de siempre ser amable y querer hacer sentir cómodas a las personas que me he cruzado en la vida me hicieron ver como un ingenuo, y tratar de ocultar mis pensamientos más sinceros, me convirtió en un hombre opaco, sin brillo propio, que solo aprendió a guardarse sus emociones por miedo a que otros las devuelvan en su contra... Creo que llegó ese momento en donde tengo que dar vuelta mi mundo conscientemente y dejar que mis malas ideas se conviertan en la motivación de lo que no quiero ser...

***
Llegada a casa

Bin entra a su casa empapado y muerto de frío - ahhh, necesito una ducha caliente y correr derecho a mi cama.

- ¡Hijo! - la mamá de Bin aparece, y enojada.

- Ah hola, mamá, perdón por llegar así...

- *tsk tsk tsk* te vas directo a tu habitación, que ahora voy y te llevo un té con miel y jengibre y ajo para que no te agarre una gripe. - determinante.

- Qué asco... - exclama por lo bajo.

- ¿Qué dijiste? - levantando una ceja.

- Nada. - le muestra una sonrisa feliz para que no se enfadafa con él.

- Bien... ¡Suba ya! - le señala las escaleras.

- ¡Sí, señora! - corre escaleras arriba mientras se quita la ropa mojada.

***

Abre la ducha. - Mmm qué rico, lo necesitaba. - echando su pelo mojado hacia atrás.

Fui demasiado amable con ese estúpido. Pero aún así no dejo de pensar en él y en que podría cambiarlo. No es tan imposible... eso creo...

[Tocan la puerta]

- Hijo, te traje el tecito.

- Sí, gracias madre. Déjalo en la mesa de luz, enseguida salgo.

[Se cierra la puerta de la habitación]

¿Tienes curiosidad? | BINSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora