Ella amaba a Choi Beomgyu, su mejor amigo de toda la vida. Él no quería ilusionarla.
Su relación se basaba en cumplir las reglas que Hanami se cansó de seguir
Beomgyu y Hanami se ven atrapados en una aventura llena de emociones y sentimientos por d...
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Por fin era el día en que su plan sería llevado a cabo, habría un nuevo fin del caos que ese grupo de idiotas estuvieron provocando por mucho y sería el nuevo comienzo para todos, en especial para esos chicos que lo dieron todo por mucho tiempo para volver a estar juntos como en el pasado. El largo año de luchas acabaría para renovar sus vidas en la tranquilidad que buscaban.
Hanami se encontró con Beomgyu sobre las escaleras entregándose los aparatos de audio que estarían ocupando, estuvieron mucho tiempo sobre la colección del chico que ahora serían usados para el bien.
—Me iré ahora. Recuerda mantenerte al margen, no digas nada, solo deja que la directora escuche, ella decidirá si ir o no por ellos al momento. No te arriesgues, si Suyeon se entera te hará daño. Solo sigue el plan —Le tomó el rostro mientras hablaba sin perder la conexión de miradas, al finalizar ella asintió entendiendo
—Entendido, suerte.
Sin decir más Beomgyu decidió bajar y a los pocos metros se detuvo en un golpe seco. La castaña frunció su ceño al ver que volvía a ella, nada tan importante se les había escapado de las manos, el plan no era tan difícil, ¿entonces por qué volvía?
Se detuvo frente a ella con una distancia más o menos considerable. Hanami seguía con una mirada inocente sin entender mucho todo aquello, solo se dedicó a escucharlo.
—Creo que deberías desearme suerte antes de irme.
—¡Suerte! —gritó con una sonrisa al percatarse de que era todo.
Al no captar lo que él quería decirle, se desesperó, así que lo dijo de nuevo un poco más directo a lo anterior.
—De esa forma no.
Entonces Hanami ladeó su cabeza incomprendida. Alzó sus manos en dos puños permaneciendo en todo momento con una sonrisa en su esplendor.
—¡Fighting!
Trató de contenerse y solo la miró unos segundos más sin decir nada. Subió el pequeño escalón que los separaba y estampó sus labios sobre los de Hanami robándole un tierno beso que para ella fue el mejor acelerando su corazón.
—Ahora sí. Creo que puedo irme —Sonrió tomando su mejilla y robando uno más. Después salió corriendo perdiéndose entre el final del pasillo. Beomgyu lo había hecho, estaba admitiendo por fin el como quería vivir.
Reaccionó una vez que él desapareció de su campo de visión recobrando la postura. Soltando un último suspiro corrió en dirección a la oficina de la señora Song anhelando de verdad que ella estuviera ahí. Se sentía un poco desesperada y ansiosa por lo que fuera a pasar, las cosas fueron planeadas a detalle con anterioridad, sin embargo, algo hacía que las vibras fueran contrarias a lo positivo, Hanami temía a ser expuesta y que las cosas salieran mal a como ya había imaginado.
Entró con desespero a la oficina como si se tratara de una emergencia, su pecho subía y bajaba por la pérdida del aire combinado a los nervios que se le presentaron al darse cuenta que estaban a nada de salvar a muchos o de arruinar su futura carrera en una buena universidad. Sin muchos rodeos, tomó asiento sobre la silla libre frente a la directora que la miraba confundida, una vez que recuperó el aliento habló.
