Eres un idiota

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[Tom Holland]

Estaba recostada en uno de los sillones del bar, había tomado mucho más de lo debido pero lo disfrutaba. Hace unas pocas semanas había terminado con mi novio, Timothee.

Venía engañándome con una de mis amigas hace ya unos dos meses, de los cinco que llevábamos juntos.

Me levanté con la intención de ir al baño pero había una gran fila para entrar a éste. Me recosté en la pared y saqué mi teléfono.

Aquí venían esas ganas incontrolables de llamarlo y decirle que lo odiaba.

Maldito efecto del alcohol.

Como pude busqué su nombre en la agenda de mi celular y lo llamé. Timbró varias veces y la llamada salió.

—¿Hola?

—Eres un idiota

—¿______?

—Por supuesto, ¿quién más te llamaría idiota? Yo no puedo creer lo que hiciste, realmente te quería y...

—¿Estás ebria?

—Tal vez lo estoy, por tu culpa. Porque eres un imbécil, un cobarde...

—¿Dónde estás? Iré por ti

Fue en ese momento dónde su voz sonaba más diferente a lo que recordaba. Timothee no habría dicho eso, el simplemente me mandaría al diablo y colgaría.

—¿Quién habla? — fruncí el ceño

—Tom — Mierda.

Mierda, mierda, mierda. Había llamado a mi jefe. Había llamado a mi jefe ebria.

¡Había llamado a mi jefe ebria y le había dicho que era un idiota!

Separé el celular de mi oído y miré la pantalla.

Efectivamente, decía Tom en vez de Tim.

Maldije y solo colgué la llamada.

Estaba muerta. Peor, estaba despedida.

Logré entar al baño y me puse frente al espejo. Me eché agua en la cara e intenté mantenerme estable. Sentí como mi celular empezó a sonar de nuevo. Era Tom.

Lo tomé y contesté.

—Yo lo lamento tanto no...

—Quédate dónde estás, ya voy por ti — dijo eso y colgó. Miré mi teléfono en confusión y una vez más volví a verme al espejo.

Estaba hecha un desastre.

Salí del baño y me fui directamente hacia la salida. Solo unos minutos después vi como el carro de mi jefe se estacionó enfrente de mi y a él bajando apresuradamente.

—Ven — dijo colocándo su abrigo en mis hombros

—Señor Holland, no era mi intención yo...

—Está bien, tranquila — abrió la puerta del copiloto

—No quiero perder mi empleo — Tom soltó una carcajada

—No perderás tu empleo, no te preocupes

Iba a decir otra cosa pero algo más me lo impidió.

Oh no, aquí venía otro efecto del alcohol.

Me giré hacia un lado y me incliné. Todo lo que había bebido y comido esa noche, estaba a solo unas distancias de mis pies.

—No me mires — le rogué.

ONE SHOTS [TOM HOLLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora