Del odio al amor...

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[Tom Holland]


Caminaba hecha una furia por el pasillo de la escuela hacia el vestidor de hombres. El sonido de mis zapatos resonaban por el pasillo vacío.

Entré al vestidor de hombres y las miradas de todos ahí no se hicieron esperar. No me importaba, solo iba en busca de ese idiota.

Caminé hasta la última sección del vestidor y allí lo encontré, estaba de espaldas, mirando hacia a su casillero, sin camisa.

—¡Largo!— miré amenazante a los otros dos chicos que estaban allí, que al verme tomaron sus cosas y se fueron de inmediato.

Tom se giró a mi casi con una sonrisa burlona

—¿Por qué le estás diciendo a todos que nos acostamos? — me crucé de brazos frente a él

—Ah, ya oíste el rumor — contestó dándome la espalda— Yo no lo empecé, todos lo dicen desde que nos vieron salir juntos del cuarto ese en la fiesta de Sienna

—Eso fue un accidente

—No es así como todos lo ven

—Y tú eres tan idiota de "confirmarlo"

—Vi la oportunidad y la aproveché — se giró — Además, siempre me buscas, por eso todos lo creen — reí irónicamente

—Jamás me acostaría contigo, Holland — me acerqué a él — Preferiría cortarme la lengua

—Di lo que quieras, pero sé que te mueres por que te haga mía — lo miré con el ceño fruncido para lanzarle una cachetada que evidentemente el evitó tomándome de la mano

Tom me empujó para dejarme atrapada entre el y los casilleros. Se puso peligrosamente cerca de mis labios, sentía su respiración chocando contra mi cara.

—Estás preciosa hoy — susurró cerca de mis labios

—Aléjate de mi, imbécil — no podía apartar mi vista de sus labios que ahora esbozaban una sonrisa.

—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué me buscas si soy un imbécil? — no podía articular palabra, su cercanía estaba poniéndome muy nerviosa.

Puse mis manos en su pecho y lo empujé dispuesta a tomar mi mochila del suelo e irme.

—¡No te resistas! — lo oí gritar mientras me alejaba.

|•|

—Amiga, pero todos los vieron salir de ese cuarto juntos

—Ya te lo dije, fue un accidente — la miré por el espejo — Entré buscando un baño, estaba medio ebria. Luego, Tom entró y eso es todo.

—¿Y que sucedió?

—Nada, nos dijimos lo mucho que nos odiamos y luego salí. No ocurrió nada más — terminé de pintar mis labios.

—¿Que crees? ¿Así está bien? — me giré para verla completamente.

—Perfecta.

Salimos de casa y fuimos hasta la fiesta de Billy, que afortunadamente, no quedaba lejos de la casa de Maggie.

Había mucha gente y la música estaba alta.

Una vez entramos Billy nos saludó muy ampliamente y nos ofreció trago, el cual no rechazamos en lo absoluto.

La fiesta prometía.

ONE SHOTS [TOM HOLLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora