ONE SHOTS [TOM HOLLAND]

Primera Vez (pt2)

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El me besaba con las mismas ganas que yo a él.

Lo besaba como si no hubiera un mañana.

Nos separamos por falta de aire, así que lo miré a los ojos, podía ver el deseo en ellos, su respiración era agitada, igual que la mía.

Subimos hasta su habitación, entre besos y caricias.

El me levantó y yo envolví mis piernas en su cadera.

Nos besábamos fervorosamente, me llevó a la cama y se puso encima mío.

Cambiamos de posición, yo estaba encima de él, mientras seguían los besos intensos.

Se deshizo de mi camisa y de mi sostén. Se sentó y empezó a besar mi cuello, junto a mis pechos. Yo echaba la cabeza hacia atrás, dándole más libertad, dejándome llevar por el placer.

Sus caricias eran suaves, pasaba sus manos por mi espalda desnuda. El se deshizo de su camisa y de su pantalón. 

Volvimos a cambiar de posición, volvía a estar encima de mi. Me desabrochó el pantalón y lo arrojó a un lado de la habitación.

Empezó a bajar besando mis pechos, mi abdomen, mis piernas. Luego, sacó mi ropa interior. Abrió mis piernas, sabía lo que haría y lo deseaba.

Enredé mis dedos en su cabello, el empezó a besar cerca de mi entrepierna, provocándome.

Luego, sentí como su lengua pasaba por mi clítoris a lo que arqueé mis espalda.

Era la mejor sensación del mundo.

Lo hacía lento y rápido, una combinación de las dos.

Luego, tomé su cara entre mis manos, el me miró.

—Hazlo — pedí agitada.

El me sonrió y se levantó, se quitó la única prenda que le quedaba y se acomodó encima de mi.

Tom

Escuchaba sus gemidos en mi oído, algo que me excitaba aún más. La embestía con ganas, con deseo, la deseaba como nunca.

Había estado con ella pero esto simplemente solo me recordaba lo mucho que la extrañaba.

Empecé a subir la intensidad, la fuerza, tomé apoyo del marco de la cama, ella agarró la sábana y gemía más fuerte.

Era música para mis oídos

La escuchaba pedirme más, y yo estaba dispuesto a cumplir todas sus órdenes. Mi cuerpo se llenaba de sudor, pero no importaba.

Cambiamos de posición, ella estaba encima de mi, tomé sus caderas con firmeza, ella saltaba con su cabeza hacia atrás, y sus manos en mi pecho.

No podía dejar de verla, era una obra de arte, sus pechos se movían al ritmo que ella brincaba sobre mi.

Estaba a punto de llegar pero intentaba pararlo, no quería parar este momento.

Hasta que escuché decir mi nombre.

Ella tenía el ceño fruncido, y mordía su labio inferior. Estaba cubierta de sudor, al igual que yo.

Sabía lo que eso significaba, me relajé, y minutos después sentí como llegaba, me vine en ella.

Solté un gemido final, que ella interpretó muy bien porque se detuvo. Luego, se puso a mi lado.

Ambos teníamos la respiración agitada.

Estaba recostada en mi pecho, yo acariciaba su espalda de arriba abajo con la yema de mis dedos, su piel era suave y tersa.

Luego, nos quedamos dormidos