Un secreto valioso

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|Nathan Drake|

—Eso fue...

Nate se posó a su lado jadeante, cubierto por completo de sudor.

—Mhmm — ella apenas si podía articular palabra, intentando recobrar el aliento.

Unos minutos después, se giró para mirarlo.

—Hay que seguir.

—Nena, necesito un descanso.

—Vamos, puedes buscar tesoros sin parar ¿y no puedes hacerlo otra vez?

—Seria la tercera vez en esta noche.

_______ hizo un puchero y se subió encima de él para comenzar a besar su pecho.

—Bien, ¿Quieres un café?

—Eso ayudaría, si — sonrió, le dio un pequeño beso en los labios y se levantó.

Seguidamente Nathan se levantó, se puso sus pantalones y caminó hasta la sala para sentarse en el sofá y mirar los mil documentos que tenía en la mesa.

Segundos después escuchó algo en la ventana y seguido de la voz de Víctor.

—¿Qué hay, niño?

Sulli entró por la ventana cerca a la escalera de incendios haciendo que Nathan se sorprendiera.

—Pero que... ¿Qué haces? ¿Por qué entras a mi casa así?

—¿Qué? Era más fácil — dejó su mochila en el suelo — ¿Dijiste casa?

—Nate, Quieres azu... — la vista de ambos se cruzaron — Ah, hola, papá. ¿Qué haces aquí?

—¿Yo? ¿Tú qué haces aquí? — cuestionó casi aturdido.

Nathan y ________ se miraron sin saber que decir, algo que Sulli pudo notar de inmediato.

Comenzó a mirar a su hija, y a Nate repetidamente, casi desesperante.

—¿Qué? No, no, no...

—Me dijiste que le pidiera ayuda a Nathan con lo del mapa — quiso tranquilizar — Eso hago.

—¿Si? ¿Y qué encontraron? ¿La cama?

Se movió incómodo por toda la sala tocando su cabeza. Lo sabía, ella sabía que a su papá le iba a dar un infarto.

—Papá...

—¿Con mi hija? Maldito idiota.

Por el contrario Nathan no parecía ni preocupado, ni incómodo, estaba disfrutando viéndolo así.

Nate alzó los brazos y caminó hacia la barra dónde ________ había dejado el café.

—Pero que... — se sentó en el sofá pero inmediatamente se levantó — ¿Desde hace cuánto está sucediendo esto?

—Solo un par de meses...

—Seis meses — corrigió enseguida Nate.

Amaba verlo así.

—¿Seis meses? — miró a su hija con el ceño fruncido —¿Te acuestas con mi hija hace seis meses? — caminó hacia él con ira.

—Papá, basta.

Sulli paró en seco y apretó sus puños pretendiendo que era el cuello de Nathan, pero el ni siquiera se inmutó, tenía solo esa sonrisa que tanto le molestaba.

—Cálmate, Sulli. No es para tanto.

—¿Por qué con este? — preguntó resignado a su hija.

—Porque lo tengo grande.

—Nathan — lo regañó. Sulli se quejó y volvió a entrecerrar los ojos para mirarlo con su peor cara asesina.

En cualquier momento lo mataría.

—Esto no puede ser.

Se sentó en el sofá con las manos en la cabeza.

—Tranquilo, papá.

—Espera, espera — volvió a levantarse —¿O sea que cuando fui a Sao Paulo para el día de gracias y me dijiste que irías dónde tu amiga en realidad estabas aquí?

—No, si fui, solo que luego vine aquí.

—Si, y tuvimos una muy buena noche de gracias — tomó un sorbo de café.

Sulli volvió quejarse mientras que _________ miraba a Nate en reclamo.

—¿Y qué? ¿Cuándo pensaban decírmelo?

—Cuando supieramos que no te pondrías así.

_______ estaba muy tranquila. Intentando no ponerle el mayor drama posible.

—No puede ser — rascó su cabeza — Mi hija, maldito bastardo — lo volvió a mirar con ira.

—Papá, sé lo que hago.

—Como te atreves a si quiera mirarla, niño.

—Oye es ella la que me pide más, es una ninfo...

—Todo está bien — interrumpió antes de que Nate dijera cualquier otra cosa.

Miró a su hija en resignación y soltó aire pesadamente.

—Es que no... Al menos... Espero que realmente sepas lo que haces, no quiero estúpidos como él corriendo por ahí.

—Si, nos estamos cuidando — esa palabra pareció asquearlo más.

—Si — habló Nate enseguida — A veces lo saco antes de... Ya sabe.

—¡Por Dios! __________ dile que cierre la boca o sino lo mataré.

—Nathan, basta — volvió a regañarlo. Pero el parecía estarse diviertiendo demasiado con la situación.

Le gustaba poner a Sulli con los nervios de punta.

________ se acercó más a su padre, tomó sus hombros e intentó tranquilizarlo.

—¿En serio por qué con este?

—Ya ves, tiene sentido del humor. Mira, aquí está tu mapa con coordenadas — lo puso en su pecho mientras su padre apenas si podía tomarlo — Cuando sepas lo que sigue después, me avisas. Todo está bien, papá. Hablaremos luego.

—No, tu vienes conmigo.

—No puedo, no puedo salir así, no tengo nada debajo.

—Ugh, Dios — cerró los ojos — Pero hablaremos.

—Si, hablaremos. Adiós, papá. Dale un beso al señor Bigotes de mi parte.

—¡Esto no se queda así, niño!

—¡Adiós, suegro!

Lo sacó de inmediato de la casa y cerró la puerta rápidamente.

—Te gusta hacerlo sufrir.

—Me debe un par — tomó otro sorbo de café —¿Crees que lo tomó bien?

—Estás vivo, yo digo que si — ambos rieron.

—Bien — bebió toda la taza y la dejó encima de lo primero que encontró — Ahora si, estoy listo para seguir.









Otro shot de Nathan porque me obsesioné con él. Perdón.

ONE SHOTS [TOM HOLLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora