Soy una rosa rota (Porco x Reiner)

Capitulo 17

     Lentamente abro los ojos, los rayos de sol que pasan por la ventana caen sobre mi rostro. Me molesta. Trato de taparme la cara con una mano al mismo tiempo que trato de recordar en donde estoy. Bien, estoy en la casa de Reiner, en su sala, en su sillon... y con Reiner.
Aun sigue durmiendo. Tiene los brazos cruzados y sigue teniendo la cabeza apoyada en el respaldo del sillon. Se le ve tranquilo, muy calmado. Mientras aprecio lo hermoso que es su rostroso calmado, recuerdo lo que estabamos haciendo en la noche con nuestros pies. El corazon se me acelera al ver que siguen igual, unos sobre otros, como si quisiera cobijarme contra el frio.

     Trato de quitar mis pies sin moverlo mucho, no quiero sacarlo de su profundo sueño. De su calma.
Con suerte lo logro. Busco por la sala algo con que cobijarlo, es temprano, el sol apenas va saliendo y sigue haciendo frio. Tomo una manta que esta en el otro sillon, con la oscuridad se nos paso a los dos tomarla en la noche. Con cuidado, cubro a Reiner con la manta. Se mueve un poco, pero es solo para acomodar su cabeza en otra posicion.
     Me disponia a subir a la habitacion por mi celular para luego volver, pero antes de subir las escaleras, un dolor recorrio todo mi cuerpo. Mierda, la posicion en la que dormi, justo ahora se intensifico, antes era algo muy leve, crei que no me doleria tanto hasta que la vida llego y me abofeteo.

     Esto sera doloroso, me dice la vocesita en mi cabeza, me dan ganas de meterle un puñetazo, ¡¡Claro que sera doloroso subir y bajar las escaleras, genio!! Con esfuerzo lo logro, subi las escaleras y me pasee por los pasillos hasta llegar a la habitacion. Con cautela, abro la puerta y entro. El cuarto sigue muy oscuro, las delgas cortinas cubren las ventanas evitando que los rayos naranja pasen por ellas. No se si hace un frio del demonio o soy yo que me da frio con una facilidad horrorosa.

     Mision cumplida, tengo mi celular y mis audifonos. Ahora, regresar a donde estaba, con Reiner. Pero antes de salir, otro ronquido de Marcel me asusta. Juro que un dia de estos me matara de un susto. Parece que esta igual de dormido que Reiner, o incluso puede que mas. Recorro la cobija que esta en el suelo y lo vuelo a cobijar. Me siento como el hermano mayor haciendo eso. Con el mismo cuidado, salgo de la habitacion, solo para volver a sentir la tortura de antes.
     Reiner sigue igual, tanto en postura como calma en su rostro. Pobre, no sabe la agonia por la que pasara cuando despierte. Me acurruco donde estaba y me coloco los audifonos, reproduzco algunas de mis canciones favoritas a la ves que chequeo mis redes, no hay gran cosa. A excepcion de un par de fotos de Marco. Parece que no fui el unico que paso la noche en casa de alguien mas. En varias fotos que publicó, aparece divirtiendose con Jean, al mismo tiempo que de fondo sale nuestra partida de ayer. Se ven muy felices, hacen linda pareja.

     Pareja. Volteo a ver a Reiner, sigue dormido. Si no fuera por la inseguridad que me dejo Zeke, hubiera jurado que lo de anoche fue una indirecta muy directa. Incluso me confeso el porque no podia dormir. Pero, ¿y si solo fue mi imaginacion?
     Maldicion, odio esta inseguridad y duda. Maldigo a Zeke, por su culpa ahora dudo mucho de mi mismo y de aceptar mis emociones por otra persona. Tengo miedo, miedo de volver a ser traicionado por quienes amo y confio. No se si Reiner sea capaz. No lo creia de Zeke hasta que me dio la espalda.
     Mierda, me duele la cabeza. No tengo idea de si es por no estar seguro de las intenciones de Reiner anoche o si es por no querer aceptarlas. Agito la cabeza de un lado a otro tratando de despejar mi cabeza de esas ideas.

     ─¿Todo bien? ─Me pregunta Reiner con los ojos entrecerrados. Me sonrie. Su voz es mas grave que de costumbre.

     ─Eh... si, solo me duele el cuello por como dormi ─Le digo, parece que me cree.

     ─¿Por como dorm... ¡Mierda! ─Exclama, al tratar de moverse. Se lleva una mano al cuello. Al parecer a él es a quien le va a doler.

     ─Logramos dormir ¿Pero a que costo? ─Bromeo, rie masajeando su cuello, se sienta correctamente en el sillo.