Capitulo 28

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     Al día siguiente logramos que nuestros hermanos mayores nos dieran permiso para ir al parque acuático con Bertolt. El cumpleañero invitó a  todos prácticamente, por lo que Reiner se ofreció a llevar a la mayoría en su camioneta. Otra parte se irá con Bertolt en el auto de su padre. 
     Decidimos ir con Reiner. Mi hermano y yo, junto a Falco fuimos los primeros en subir. Después se unieron Marco y Jean. Y al último se unió Pieck. 
    El viaje fue un tanto largo, pasamos algunas horas conduciendo. Horas que, no se notaron por lo divertidas que eran las conversaciones con los otros en la camioneta. La música está a todo volumen, el cual debíamos bajar ya que al parecer Reiner no puede ver bien con la música… todos reímos a carcajadas cuando esas palabras salieron de su boca.  
    Tuvimos que detenernos en una gasolinera ya que Jean no había desayunado nada, me quejaría pero nosotros tampoco desayunamos nada. 
     No estaba muy alejada de la ciudad, por lo que no me sorprendió ver que la pequeña gasolinera tuviese productos muy variados. Así que aprovechamos para comprar todo lo que nos faltaba. 
     Tome varias frituras y algunas sodas de sabor distinto. Marcel se quedó en la camioneta y no me dijo que quería algo en especifico, asi que llevo de todo un poco. Soy el primero en ir a la caja, Reiner, Falco y Jean siguen escogiendo qué llevar. El señor que está en la caja no dice nada para entablar una conversación, lo cual le agradezco, me estoy muriendo de hambre. 
     Antes de salir me volteo y con la vista localizó a los otros dos integrantes de la banda.

     ─Los espero en la camioneta 

     ─Claro ─Reiner asiente con la cabeza.

     ─Dile a Marco que solo hay de estas bolsas ─Jean me enseña una bolsa de frituras picantes─. Dile que ya no hay de queso.

     Asiento con la cabeza antes de salir e ir con los demás. El sol está ardiendo, no puedo esperar para llegar al parque. Hablando de eso, parece que llegaremos en poco más de una hora. 
    Abro la puerta y le doy la bolsa con todo a Marcel.

     ─Escoge lo que quieras, no me dijiste que querías, por lo que traje todo eso ─volteo a ver a Marco─. Dijo Jean que solo quedan picantes y que se acabaron las de queso.

     El chico con pecas solo asiente y me sonríe. Mientras tanto, Pieck escucha música con sus audífonos al mismo tiempo que ve por la ventana. Está tranquila, hay una pequeña sonrisa en sus labios, apuesto que está feliz de salir con ellos una vez más. Me alegra que ellos hayan arreglado su amistad. 
     Me quedo mirando a los autos que pasan por la carretera mientras que espero a el rubio y al caballo. Dejo volar mis pensamientos sobre lo que ha pasado. Sobre lo que pasó ayer en la habitación de Bertolt: “A mi también me gusta estar así… contigo”. Antes de romperme la cabeza buscando todos los significados de esa frase, Reiner abre la puerta del conductor. Trae una bolsa grande llena de varias cosas, en su mayoría comida. Falco abre la puerta trasera y se sienta al lado de Pieck. 

     ─Mira lo que encontré ─me dice emocionado al mismo tiempo que saca un frasco de Nutella, lo abre y prueba un poco con su dedo índice izquierdo─ Es lo único que necesito para un viaje largo. 

     ─¿Puedo tomar un poco? ─pregunta Falco desde atrás, Reiner asiente al mismo tiempo que vuelve a probar. 

     ─Apuesto que con este calor debe de tener un sabor horrible ─dije mirando el frasco.

     ─¿Eh? No es verdad ─sostiene el recipiente con la mano izquierda y tomó un poco con su dedo índice derecho, lo acerco a mi boca─ esta bueno, pruebalo.

    Sin darme cuenta agarré su muñeca y acerqué su mano. Introduje su dedo en mi boca y chupe unos segundos. Voltee a ver a Reiner, en su rostro solo había curiosidad por saber si me gustaba el sabor, nada más ni nada menos.
     Supimos lo que ambos hicimos cuando mi hermano se aclaró la voz en el asiento trasero. Reiner y yo abrimos mucho los ojos cuando caímos en cuenta que hicimos una de esas cosas que solíamos hacer estando solos, solo que no estábamos solos.
     Nadie dijo nada, solo nos quedamos en silencio viendo al frente, sabiendo que todos nos habían visto. Aunque no podía verlo, sabía que mi rostro y el de Reiner eran de un color tomate. Un segundo más y me habría tirado por la ventana. Afortunadamente Jean abrió la puerta y entró.

Soy una rosa rota (Porco x Reiner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora