IV

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Verano, 1781

Palacio de Versalles, Francia

Después de un rato de beber y hombres repugnantes preguntando por placer de una noche, llegó la hora del Vals.
El Vals es un elegante y gentil baile musical a ritmo lento, originario de Tirol, Austria y del sur de Alemania, un baile tan especial que se debe de bailar con alguien especial, lamentablemente ahora solo lo toman a la ligera para acercarse más al toque de una bella doncella o un caballero estrafalario.

Nunca le presto atención a la sensacion de esa noche, un joven noble, un duque si no se equivocaba, toda la gente de la fiesta había hablado mínimo una vez de él, increíblemente guapo, educado... O bueno, educado solo cuando le convenía, resulta que era un poco brusco, pero educado en general cuando estaba en público.

Antes de que empezará la banda a tocar la música del vals y que todos fueran al centro del salón a bailar, él empezó a decir unas palabras.

"¿Saben? Me gustaría decirles algo antes de que la parte más fina de esta fiesta empiece. Un Vals, no es solo un baile, este debe de ser ejecutado de la manera correcta, la persona correcta, el momento y la delicadeza indicadas y en especial, los sentimientos adecuados, todo esto no es simple parloteo, esto es la fórmula perfecta para un vals...
Dejenme hacerles el favor de mostrárles."

Él procedió a agarrar una vela encendida de uno de los candelabros de oro que reposaban en las mesas.

"Un Vals es algo movido, ¿cierto? Si aplicas todo bien, la delicadeza, está vela no debería de porque apagarse, tenemos la técnica indicada, ahora solo falta la persona indicada, que tal usted, bella dama?"

Lentamente se acercó hacia ella, extendiendo su mando izquierda mientras que con la derecha sostenía la vela, todos estaban viéndolos, expectantes, con mucha timidez le contestó,

"Muchas gracias, sería un honor pero estoy bien, si gusta, estoy segura de que la condesa Bathory aceptará con gusto..."

Él solo sonrió y se acercó a ella para susurrarle en el odio.

"Estoy seguro que estará encantada, pero a quien yo le he pedido es a usted, no a la condesa, además usted es la persona indicada para este baile de amor."

Se alejo un poco de ella, y extendió su mano una vez más, y está vez ella su aceptó.
Mano izquierda en su hombro, mano derecha sosteniendo su mano junto con la vela, empezó la música y suavemente se desplazaron mientras bailaban.

El era increíble en eso, ese baile, la técnica, la pasión con la que la miraba mientras bailaban, era casi como si hubiera nacido para eso, solo para bailar un Vals perfecto con ella, era casi como si la muerte la llevara con un sueve baile de Vals, era casi como en su sueño, la muerte en persona había llegado por ella.

El baile concluyo y el fuego en la vela seguía ardiendo hermosamente.

"Y así, señores y señoritas, es como se ejecuta la forma perfecta de un Vals."

The Perfect Formula For a WaltzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora