XI

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Otoño, 1783

Todo tiene una razón de ser.

Conocerlo a él también.

Aún recordaba esa noche, gracias a esa fiesta dada por la Reina María Antonieta, había logrado conocer a lo que hoy en día llama su esposo.

¿Quien diría que un vals fue lo que hizo que se enamorara de él?

Él no se quedaba atrás, le decía que desde que la vio supo que ella era la indicada, la que amaría de por vida, la madre de sus hijos, su duquesa, su reina, su amor y su vida, su única pareja para bailar un vals perfecto.

Se encontraban en un hermoso campo de flores, las hojas de los árboles caían, y si, hacía un poco de frío pero llevaban un rato jugando como niños pequeños así que casi no lo sentían, ahora se encontraban bailando un delicado vals en medio de las rosas que aún no morían por la llegada del otoño, petalos rojos llevados por el viento, juraba que escuchaba un violin a la lejanía, los movimientos delicados de su esposo, el amor de su vida. Hacía parecer que estuvo destinado a bailar un vals perfecto con ella, solo con ella.

Fue una verdadera lástima el desperdicio que se le dio a la condesa Grandier, pero le había hecho un gran favor regalandole sus orbes, esos hermosos zafiros.

Sabía que nadie podría separarlos ahora, la mujer que amenazaba con alejar a su amado duque de ella ahora seguro estaba lejos, en un lugar completamente diferente en el que estaban ellos.

Tal vez ella podría volver, de hecho no, no volvería, y más ahora que su esposo estara con ella para siempre, condensar su alma por una promesa valió la pena, y lo volvería a hacer solo por él.

Mientras bailaban podía sentir el ardor bajo ellos, ¿como es que se enamoro de él en solo una noche? Claro, él fue el que dio su amor y atención hacia ella, fue él quien la hizo sufrir y quien la condenó, pero no le importaba para nada, seguiría bailando con él por siempre.

Si en serio él era la muerte quien amenazaba con llevársela, ella iría con gusto.

Bailaria en el infierno, pero se sentiría en el cielo si es con él.

Aunque, por alguna razón, logra sentir un olor putrefacto saliendo de la herida en su pecho.


༒𝓕𝓲𝓷༒

The Perfect Formula For a WaltzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora